La  Ciudad en la Radio en el 2020

Por: Ramsés Uribe…

Inicio. Este importante medio de comunicación de la Universidad de los Andes lleva  un corcel dinámico de la libre expresión del pueblo emeritense y lo que ello significa, la denuncia de manera cruda, respetuosa y contundente de las irregularidades y desatinos de las autoridades regionales o nacionales y las infames penurias de los venezolanos que tienen la emisora académica como uno de sus pocos dolientes. Las dificultades son mostradas auditivamente para que sean corregidas, no para fastidiar y también se dan buenas nuevas; noticias en positivo, Good news. El norte fundamental de “La Ciudad en la Radio”, es mantener la libertad de expresión, la información imparcial y veraz como lo estipula la Carta Magna, en sus artículos 57 y 58.  Una muestra de ello son los espacios de cultura de los libros que enriquecen el espíritu azotado por tanto problema. Otro, la presencia de las tiernas “hormiguitas” con su entrañable dulzura alegran los corazones atormentados por la desazón del día a día. También la radio nos regala música para alegrar el alma.

Un par de horas diarias de escuchar “La Ciudad en la Radio”, no son simplemente para distraerse un poco, pasar el rato largo. Es algo más profundo, aunque la diversión es un bálsamo para las lágrimas de nuestra gente que sigue sufriendo por la agravada situación país. Las ondas de radio sonora también combaten el aburrimiento, el tedio del confinamiento obligatorio. Lo interesante es que el programa permite la participación libre y plural de toda la colectividad sin ninguna censura, restricción ni prejuicio político, social o de género. Cero exclusión. Hemos escuchado las voces de líderes de distintas corrientes ideológicas sin ningún problema. De manera que la tolerancia es una de sus banderas.

También la empresa radiofónica de la mañana tiende un puente de comunicación entre las distintas voces para mejorar este estado injusto de cosas. Es una forma de cambiarle la cara afeada del país. Se unen armoniosamente dos mundos antagónicos: el mundo interior, full de subjetividad y el mundo exterior de la cultura y los hechos noticiosos con la información oportuna. Así la radio permite que recordemos cuestiones como ¿quiénes somos?: ulandinos, criollos y gente buena. ¿Quiénes fuimos?: gente próspera, venezolanos orgullosos y en paz. ¿Hacia dónde vamos?: hacia nuevos rumbos de felicidad y democracia verdadera. ¿Cuál es la herramienta clave?: el quehacer ciudadano con  fe y esperanza en un país mejor de verdad, no el remedo que nos ha dejado el socialismo.

Otra característica a destacar del programa es la ya archifamosa frase esperanzadora y paradigmática que repite Leo León y ha llegado hasta el fondo del ser del radioescucha de la ciudad de los caballeros y quizás más allá de la frontera: “ ARRIBA CORAZONES “. Nada mejor para iniciar o seguir un buen día.

Notables. Las opiniones son unánimes, todos coincidimos en el enorme valor del designio comunicacional número uno. Su aporte incalculable a la región andina, a la universidad, en suma, al país nacional. El académico ulandino, Bernardo Moncada, expresó en el 2015 las siguientes perlas superbrillantes: “La Ciudad en la Radio ha llegado a cumplir ese papel de lazo efectivo y fructífero entre universidad y pueblo, lazo más necesario que nunca. La iniciativa de Leo pone de manifiesto la manera en que nuestra institución sabe nutrir a su pueblo y nutrirse de él a la vez, en hermosa simbiosis. Pone cotidianamente la ULA en la ciudad.” Sin duda la estrecha relación binomial es provechosa y cordial para todos.

La profesora Arinza Engelke, señaló a propósito del reciente aniversario: “ el programa está cumpliendo 19 años en el aire, pero en este 2020 muchos y extraños cambios se han producido haciendo que la transmisión diaria, a la que los radioescuchas están acostumbrados, se haya visto bruscamente interrumpida por los constantes cortes eléctricos que se presentan desde hace tiempo en Mérida, pero en este año se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para quienes deben trabajar a través de las ondas hertzianas”.

Los serios e incómodos inconvenientes y muy seguidos como repentinos, intentan agotar la paciencia del equipo que rodea al famoso radioprograma local. Tales dificultades casi permanentes, reiteramos, no sólo azotan a la emisora académica sino a los merideños y más allá, afectan también a prácticamente todo el país. Por tanto el mérito es doble: por un lado el constante ejercicio del periodismo radial universitario y por otro lado, avanzar a contracorriente, hacer frente a la adversidad de todos los días. Con la precaria remuneración y bajos beneficios socioeconómicos de los trabajadores del sector público, de los universitarios,  más que una vocación de servicio parece haber un gran amor por Venezuela y su regreso a la prosperidad y democracia perdida en el limbo funesto del socialismo dizque del siglo XXI. Para afirmarlo con mucha prestancia elegante en latín: ex abundantia cordis os loquitur, es decir,  de la abundancia del corazón habla la boca. Para nadie es top secret (ultra secreto), que cada trabajador ulandino y de otras organizaciones, más bien gasta de su bolsillo para que se haga la magia; funcionen los engranajes del carro radiofónico, así como el resto de la universidad. Cuidado si en el resto de la administración pública y de muchas organizaciones privadas ocurra el mismo denigrante fenómeno. A éste se le suman los emprendedores, empresarios, inventores, artistas y muchos más. Sí, el gigante filósofo Aristóteles estaba en lo cierto: la virtud resplandece en las desgracias.

Exhortación. Por todo lo anterior es que el pueblo merideño, la ilustre universidad andina y toda su comunidad universitaria, que son sus principales beneficiarios, su target fundamental, junto con los gremios técnicos y profesionales, comerciantes, industriales y empresarios en general, aunque hoy están de capa caída, tienen la obligación moral de brindar una mano amiga a esta maravillosa fuente comunicacional, con hechos, no meras intenciones. No es posible que uno de los pocos pilares de la institucionalidad y la lucha democrática que todavía quedan en pie, la casa matriz del saber (la universidad) y sus filiales como la radio ULA 107.7 FM, entre otras, se estén cayendo a pedazos ante la mirada indiferente de la colectividad; es la indolencia pública. Hay que recordar que hace algunos años fue cerrada la televisora de la ULA y hay que estar vigilante  en constante apoyo a la radio académica para evitar que se repitan estos hechos ilegales e infames que está acostumbrado el régimen.  

Los casi 20 años de ardua labor periodística merecen agradecerle a su fundador, Leonardo León, distinguido profesional de la comunicación social, entre muchas otras virtudes, talentos y dilatada trayectoria en variados medios como la prensa, televisión, radio y redes sociales. Le sale su correspondiente mega ágape y reconocimiento público con todas las de la ley; fanfarria incluida,  de parte de la universidad y las fuerzas vivas y demás  instituciones de la región que tanto ha defendido en su tribuna radiodifusora. Dios permita que siempre continúe ésta feliz iniciativa para el éxito de la sana democracia.

Ramsés Uribe, profesor ULA

Correo: ramaseum@yahoo.com

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