La deserción de los profesores en la Universidad de Los Andes, al igual que en el resto de las universidades, ha afectado también fuertemente la labor de enseñanza, razón por la que la Dirección de Asuntos Profesorales (DAP) se ha encargado, de manera formal, revisar las estadísticas para determinar el número de profesores que egresa e ingresa a la universidad. Es así como en los años 2014 y 2015 había un poco más de profesores que ingresaban que los que salían, lo cual es normal pues representa el crecimiento natural de la universidad y por lo tanto había un pequeño superávit de ingreso contra los egresos, pero desde el año 2016 esa tendencia se invierte y se ve que hay un ingreso prácticamente nulo y los egresos siguen produciéndose.
“Durante los 9 meses que llevamos de este año, ya hemos perdido cerca de 80 profesores, lo cual es una cantidad mayor con respecto a los ingresos, básicamente la diferencia es grande y con el agravante de que los profesores que han renunciado actualmente a la ULA son profesores titulares o asociados, lo que implica que estamos perdiendo el personal formado de la universidad. Vemos que esta tendencia se pueda acelerar en estos 3 últimos meses del año tomando en cuenta todo lo que ha sucedido en el país y no sabemos qué pueda ocurrir, ya que estas estadísticas las tendremos después que termine el año”, señaló Jean Francois Dulhoste, director de la DAP.
Entre estos egresos están los de los profesores que rescinden su contrato y no desean renovarlo, las renuncias, las jubilaciones y los permisos no remunerados, estos últimos, que se habían mantenido estables el año pasado, este año han descendido porque el Consejo Universitario decidió darle un límite a los mismos, ya que estaban afectando a la universidad tomando en cuenta que en los años 2015 y 2016 se habían solicitado 50 permisos no remunerados por año, lo cual es bastante grave y preocupante.
“La principal causa de la deserción de profesores se debe a las condiciones económicas, ya que el sueldo que perciben no les alcanza para vivir, sobre todo en los niveles de los escalafones más bajos, pero igual hoy día afecta también a los titulares con mucha jerarquía porque con lo que ganamos no llegamos a cubrir la canasta básica. Por ejemplo, y en cuanto a la vivienda, una pareja de dos profesores titulares con mucha antigüedad no tendrían la capacidad de adquirir una vivienda actualmente en Mérida y las expectativas de alguien para entrar a la universidad con estos sueldos es muy baja”, indicó el profesor Dulhoste.
Las condiciones de trabajo, en general, también se suman a esta situación de deserción profesoral, ya que no solo la parte económica ha obligado a esta fuga de talentos sino las condiciones afectan también el rendimiento y los profesores que se quedan, con toda la voluntad y aporte que hacen para llevar una buena calidad de enseñanza, disminuye, más aún en las condiciones en que se encuentran los laboratorios, por ejemplo, que están en condiciones paupérrimas que llevan a que también surja la migración estudiantil y la disminución de la investigación, lo cual es muy importante para una universidad.
Golfredo Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293