Ya recorridas las primeras semanas del año 2024, se analiza el desempeño de la economía venezolana a lo largo del año que recién termina. Se contrasta este resultado con el discurrir de lo económico venezolano en tiempos recientes y, por último, se especula acerca del desempeño de la economía nacional para lo que será el año en curso.
Como se hizo mención en la entrega anterior, la economía venezolana en el año 2023, estuvo sumida en un proceso de estanflación. La actividad económica terminó estancada en comparación con los resultados obtenidos en el año 2022 y, la inflación, aún y cuando se desaceleró, sigue siendo significativamente alta.
Respecto al comportamiento de la actividad económica, según lo estimado por la firma consultora Econoanalítica, se registró un descenso de 0.7% en comparación al año anterior. Resultado éste que en cierta medida se aleja del 1% de crecimiento económico proyectado para el país para el año 2023 por organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El estancamiento de la producción nacional se deriva de dos trimestres iniciales de fuerte recesión y dos finales de menguada recuperación, que resultaron ser insuficientes para balancear el crecimiento de la producción. En buena medida el estancamiento de la actividad económica se asocia a la sostenida contracción del consumo privado, que se estima, según el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), cercana al 5% respecto al año anterior, y, que sin duda afectó el desempeño del sector comercial. La caída del consumo se explica por el cada vez menor poder adquisitivo del venezolano; quien ante la ausencia de ajustes salariales, al menos en la Administración Pública, y ante un proceso inflacionario aún bastante severo, ve diluir su capacidad de adquirir bienes y servicios. Asoma el gremio del comercio, que aun y cuando la caída fue generalizada, hay sectores que vieron repuntar sus ventas, tales como: alimentos, farmacia, tecnología y vehículos nuevos.
Aun y cuando la tasa de inflación en el año 2023 alcanzó los tres dígitos, 156% según el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice Libertad), 172% según Ecoanalítica y 189% según el Banco Central de Venezuela (BCV), este valor es significativamente inferior al valor de 234% reportado para el año 2022. La desaceleración de la inflación responde principalmente a la recurrente y significativa intervención del BCV en el mercado cambiario, quien mediante la colocación de importantes cantidades de divisas ha logrado contener el proceso de depreciación de la moneda nacional, evitando así aún mayor presión sobre los precios internos. En cuanto a los precios de los bienes y servicios expresados en dólares, las fuentes señaladas, indican que también se vio una desaceleración en su ritmo de crecimiento. Para el año 2023 se estima que los precios en dólares crecieron en 11%, mucho menos que el 27% estimado para el 2022. Los rubros que mostraron mayor ritmo de crecimiento en sus precios fueron los alimentos y los servicios públicos. Por otra parte, las ciudades con mayor inflación son Caracas, Maracaibo y Valencia.
El estancamiento de la economía venezolana en el año 2023 rompe con la tendencia de recuperación que se había hecho presente desde mediados del año 2021 y que se prolongó hasta 2022. Resulta importante recordar que Venezuela entre 2014 y 2020 perdió cerca del 75,5% de su producción nacional respecto a los resultados alcanzados en el año 2012. Tal y como lo revelan las estimaciones del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), uno de los períodos más críticos de esta contracción fue el comprendido entre los años 2019 y 2020, cuando la economía vio reducir su tamaño en 26% y 25%, respectivamente. Esto ante la caída dramática de las exportaciones de petróleo venezolano. No fue sino hasta luego de siete años de severa contracción que el país vio crecer su economía alrededor del 13%. Crecimiento que estuvo relacionado con una recuperación de la producción petrolera, y el auge del consumo que reanimo los sectores del comercio, los servicios y financiero. No obstante, el crecimiento experimentado entre 2021 y 2022 resulta ser insuficiente para devolver a la economía venezolana a los niveles de desempeño previos a 2014. Razón por la cual persiste y, en buena medida, se agudiza la situación de pobreza y perdidas sostenidas del ingreso real de los venezolanos.
Cabe destacar que la leve recuperación de los años 2021 y 2022 se dio en el contexto de una política económica marcada por un programa económico de ajuste ultra contractivo. Mayor presión fiscal; restricciones del crédito interno; significativas reducciones en términos reales de los gastos en educación, salud y otros bienes públicos; así como, la congelación de los salarios en la Administración Pública han sido prácticas que el gobierno nacional ha llevado a cabo para lograr desacelerar el proceso inflacionario y atenuar su precaria situación financiera.
El programa de ajuste ultra contractivo al cual se hace mención ciertamente ha logrado desacelerar la inflación pero con un costo social sumamente alto. Así lo dejan en evidencia las cifras más recientes de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), donde se muestra el rápido crecimiento de los niveles de pobreza. Los resultados económicos de 2023 revelan que el impulso provocado por el incremento de la actividad petrolera resultado de la flexibilización de las sanciones, así como, de la recuperación de los flujos de remesas que entran al país, resulta ser insuficiente para compensar la parálisis de la economía interna.
Este conjunto de circunstancias, a lo que se suma el ciclo político pautado para 2024, hacen del devenir de la economía venezolana para el año que recién comienza, un ejercicio sumamente incierto, de gran complejidad. En una última entrega de esta disertación será tratada la posible senda de desempeño económico venezolano para el año que corre.
Econ. Albio Márquez
Director del IIES-FACES-ULA
21-01-2024
