Mario Bonucci (Rector-ULA): Sistema Nacional de Ingreso Universitario, exclusión, desinversión y populismo

Una nueva polémica impacta a las universidades venezolanas. En esta ocasión motivado por la imposición del llamado Sistema Nacional de Ingreso y la orden de eliminación de las pruebas de admisión que tradicionalmente han manejado las instituciones autónomas, según anuncio del Ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Ricardo Sánchez.

El Rector de la Universidad de Los Andes (ULA), Mario Bonucci Rossini, señala que la medida, presentada como un ejemplo de inclusión, ignora problemas profundos como la falta del presupuesto necesario para atender más estudiantes con una mejor educación, además de dejar por fuera un importante número de bachilleres sin importar su promedio o condiciones.

“Es cierto que la medida menoscaba la Autonomía Universitaria, pero más allá de eso, deja de lado un problema profundo, grave, que prácticamente ha acabado con las universidades venezolanas que tanto costaron al Estado venezolano durante la segunda mitad del siglo XX, como lo es la asignación y entrega de un presupuesto apegado a la realidad de las necesidades de cada institución”, dijo el Rector, quien cuenta en su experiencia el haber sido creador de la Prueba Interna de Admisión (PINA), del Programa Fray Juan Ramos De Lora, del Programa de Información Institucional, además de haber sido miembro fundador de la Comisión de Admisión del CNU.

Mario Bonucci considera que todo el debate y sus polémicas se acabarían si el Ejecutivo cambia la política de asfixia presupuestaria y asume la inversión en educación de calidad con la importancia y seriedad que le dan todos los países que han superado la pobreza.

La equidad como punto central

 Explica el Rector que un sistema de selección existe por dos razones: por un lado, para optimizar el uso de recursos al valorar las actitudes (postura ante la vida y forma de pensar) y aptitudes (habilidades y destrezas) de los aspirantes, en función del proceso educativo que van a vivir para formarse como profesional de calidad, y por otro lado porque desde hace años en las universidades no hay suficientes cupos para el número de aspirantes, lo que en el fondo significa que todo sistema tiene intrínseco un nivel de exclusión, es decir, se eligen unos en detrimento de otros.

Sobre el Sistema Nacional de Ingreso señala que el enfoque basado en las calificaciones cercena la posibilidad de estudios a personas con bajos promedios, “es posible que el estudiante no haya dedicado tiempo o que haya tenido profesores poco apropiados, limitaciones como acceso a internet o dificultades socioeconómicas. Entonces, si queremos ser incluyentes tenemos que complementar ese sistema, y es allí en donde aparecen alternativas como las pruebas de selección, el programa Fray Juan Ramos de Lora en la ULA o el Samuel Robinson en la UCV”.

Refiere que, según explicó el Ministro en la sesión del Consejo Nacional de Universidades (CNU) del 26 de junio de 2025, el algoritmo considera un 50% de las notas de educación media, valora el estatus socioeconómico (15%), la territorialidad (20%) y las carreras priorizadas (15%). No obstante, esta composición porcentual excluye altos promedios, además, se desconoce cómo se miden variables como territorialidad o carreras priorizadas.

En ese panorama, afirma Bonucci, “el estudiante de bajo promedio está condenado de por vida”, por lo que son necesarias alternativas como las pruebas de ingreso, a las cuales describe como un “borrón y cuenta nueva” del desempeño en la educación media, brindándole la opción de estudiar con esfuerzo, presentar y demostrar sus habilidades, “la prueba te permite ingresar en la educación universitaria”.

Menciona además que la ULA otorga cupos a atletas de alta competencia ya formados, así como a artistas destacados, además de facilitar el ingreso a personas con discapacidad y a indígenas de las diferentes etnias del país.

“Todos estos mecanismos son complementarios con un objetivo final que procura la mayor equidad posible. Es cierto que no se logra un 100% pero sí un ingreso más equitativo, y la revisión tiene que estar sobre la equidad, no sobre el instrumento”, dijo.

La prosecución de estudios 

Por otro lado, el Rector de la ULA advierte que el Ejecutivo ignora un elemento importante como lo es la permanencia y avance de los estudiantes, donde toman relevancia beneficios estudiantiles eliminados de facto al no enviar el presupuesto necesario, como comedor, transporte y becas, así como cursos de nivelación para quienes no tuvieron una buena formación media.

“La reflexión y las políticas no pueden quedarse en la admisión, se debe valorar con igual importancia la prosecución de los estudios hasta su culminación. No hacerlo es generar pérdida de recursos económicos y de tiempo”.

Destaca que actualmente la mayoría de los jóvenes deben trabajar a la par de sus estudios, lo que señala como una nueva limitación a considerar, pues muchos van a privilegiar el trabajo sobre el estudio.

El Cupo y la inversión 

Para Bonucci, al analizar el fondo de la situación se evidencia que el problema no es el mecanismo sino la cantidad de cupos disponibles, los cuales, señala, “están supeditados a una serie de elementos que se pueden englobar en una total falta de inversión”.

A juicio del Rector si existiera una verdadera voluntad de robustecer la inclusión se estarían haciendo las gestiones para impulsar la inversión necesaria para recuperar espacios, contratar más docentes bien pagados que puedan atender una mayor población estudiantil, además de reactivar los comedores, el transporte y dar a las becas estudiantiles un monto más útil que simbólico.

En ese sentido lamenta que se asuma desde un enfoque político populista un tema tan delicado como la formación de los profesionales que harán funcionar el país, “lamentablemente vemos más frases de propaganda que acciones reales, pragmáticas, contundentes, lógicas y sensatas para el mejor funcionamiento de las universidades”, las cuales, resalta que siguen funcionando gracias al compromiso ético de sus profesores, empleados y obreros.

Ayer y hoy 

“Los beneficios que existían antes fueron los que permitieron que alguien como yo pudiera graduarse. Como preparador recibía una beca que me permitía pagar alquiler y alimentación, y mi historia no es una historia de excepción, por el contrario, es la de muchos venezolanos que lograron mejorar sus vidas gracias a un sistema educativo complejo que consideraba todas las variables posibles”, refiere Bonucci sobre sus años de estudiante.

Por otro lado, recuerda que más recientemente el sistema implicaba una preinscripción que recogía datos socioeconómicos, sobre el plantel y promedio de bachillerato, además de la Prueba de Aptitud Académica, que permitía predecir el desenvolvimiento del estudiante en la carrera universitaria, instrumentos que permitían al Estado tomar decisiones estratégicas de la mano de las universidades, optimizando el proceso educativo, ahorrando tiempo y recursos. (NE/CNP 18.728/ PrensaULA)

03-07-2025