Leer. La Feria del libro Universitario de la ULA arriba ya a cinco (05) años de pausa. Un reconocido hotel de la ciudad albergó la última edición. Los estudiantes que aún resisten en sus procesos de formación, los profesores y aquellos ciudadanos dados a la búsqueda de conocimiento en versión impresa, ya no tienen esa ventana para adquirir libros sin tener que sacrificar la compra de alimentos o el pago de servicios básicos.
Sin embargo no sólo eran los precios lo que atraía a cientos de personas durante esa tradicional semana de libros sino la posibilidad de interactuar con algún editor o algún escritor. Esa atmósfera de páginas nuevas, bautizos, homenajes, conversatorios y ediciones especiales es otra de las cosas que se perdieron en este naufragio, al menos de momento esa es la sensación.
Los libros de El Nacional, los del BCV y los de la Fundación Polar, entre otros, permitían el acceso a mucho de lo mejor que se ha escrito dentro y fuera del país en años recientes. La Filu de la ULA era uno de los eventos culturales por excelencia en la ciudad, civilización pura y cruda.
Así las cosas, vale la pena recordar que alguna vez en la ciudad hubo una semana calendario en el año en la que la prioridad no era surtir combustible o realizar a tiempo las diligencias para prever las fallas en el servicio eléctrico o en la conexión a internet.
Luis Alberto Morales
CNP 23.806
08 de julio de 2021
