Para qué sirve el “estado de excepción”…

Por: Fernando Luis Egaña…

El “estado de excepción” sólo servirá para que la hegemonía despotice, reprima y deprede, aún más, al Táchira, y al resto de Venezuela.

La maniobra tiene toda la factura del castrismo, y de hecho se puso en práctica al regreso de un viaje de Maduro por La Habana. Decretar el “estado de excepción” en la zona fronteriza del estado de Táchira, argumentando la guerra económica y política del paramilitarismo colombiano, es poner una “pica de Flandes” en el resto del país, para más tarde, cambiando lo cambiable, terminar de suspenderle las garantías al conjunto de los venezolanos.

Cierto que el Táchira es un caos. Pero lo es no por obra de los “paramilitares de Uribe”, sino por causa de la catástrofe gubernativa, nacional y regional, por el llamado “contrabando de extracción” que impulsan grupos dentro de las Fuerzas Armadas, y por el empoderamiento de la narcoguerrilla colombiana y sus sucedáneos endógenos. Ese caos lleva formándose durante muchos años, y los mismos que lo han causado no pueden ser los mismos que lo vayan a resolver. Eso es imposible.

El estado Táchira no es la única región en situación caótica. Toda Venezuela lo está. El país entra en escenarios de crisis humanitaria, por la escasez de comida, medicinas y cualquier otro producto básico, y además por la violencia desatada del hampa, en gran parte articulada con la hegemonía bifurcada que encabezan Maduro y Cabello. Éstos y sus patronos cubanos, tratan de intimidar a los venezolanos para que se resignen al caos, y están dispuestos a ejercer todo tipo de violencia para ello.

Decretar este “estado de excepción” es una forma de ejercer violencia. Suspender oficialmente varias garantías constitucionales es una forma de ejercer violencia. Desplegar todo un aparataje militar con su correspondiente represión, es una forma de ejercer violencia. Y justificarlo todo con una notoria manipulación de la realidad, también es una forma de ejercer violencia.

El “estado de excepción” y el cierre de la frontera, no disminuirán sino asegurarán el contrabando de extracción. Tampoco refrenará la violencia político-criminal, porque los que la impulsan se sentirán amparados en el “estado de excepción”. Pero el pueblo, lo que quede de economía legítima y los derechos humanos, serán las víctimas continuadas del “estado de excepción”.

Y repito, víctimas continuadas, porque ya lo eran antes del “estado de excepción”, y ahora lo serán todavía más. Y cuando hablo de las víctimas, no sólo pienso en los tachirenses, pueblo golpeado sin piedad por la hegemonía despótica y depredadora, sino en la generalidad de los venezolanos.

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