Pronunciamiento de los profesores de la Escuela de Letras de la ULA

Los profesores de la Escuela de Letras nos dirigimos a la comunidad universitaria y a la opinión pública en general con el fin de pronunciarnos en torno a la situación actual del conflicto universitario:

Consideramos que el contenido expuesto en la I Convención Colectiva Única, introducido desde el pasado mes de mayo ante el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo por sindicatos y federaciones que no representan a la mayoría de los profesores, empleados y obreros de nuestras instituciones universitarias nacionales, incluye cláusulas que pretenden imponer un modelo de universidad limitado a un pensamiento único, lo cual cercena y viola la autonomía universitaria, la libre asociación gremial y la libertad de cátedra. Con ello se vulneran los artículos 6 y 109 de la Constitución Nacional y se desconoce lo establecido en la Ley de Universidades vigente. Estamos seguros de que cualquier política contractual encargada de definir y actualizar nuevas reglas de juego debe contar con el consenso de las mayorías, y debe acordarse dentro de un clima de respeto, de conciliación y de reconocimiento de todas las partes. Por ello, consideramos que ante la crisis planteada, como forma legítima y consciente de luchar por nuestros justos intereses, el gobierno no debe sacar ventaja para plantear e imponer un nuevo marco jurídico. Aquí vale el apotegma de Ignacio de Loyola: “En tiempo de crisis, no hacer mudanzas”.

La universidad es recinto de la palabra y la imaginación, refugio del libre pensamiento, bastión de los valores humanos universales. Formamos parte de las instituciones más antiguas del país, las mismas que han sobrevivido a distintos gobiernos y proyectos políticos, conservando en sus espacios y en su dinámica la pluralidad y la democracia. La convocatoria al paro universitario trasciende y trascendió desde el mismo inicio del conflicto el tema estrictamente salarial de quienes trabajamos en la universidad (profesores, empleados y obreros) para extenderse, de manera lógica, hacia un conjunto de solicitudes, de reclamos, que consideramos tan necesarios como impostergables: en síntesis, todo lo que cabe y se deriva de las condiciones que garanticen el funcionamiento óptimo y racional de nuestra institución. Si nuestras actividades esenciales como miembros de la universidad son la docencia, investigación y extensión, un paro como el que emprendimos y defendemos nos afecta y no pocas veces nos plantea una difícil disyuntiva. Pero existe un límite.
Es tradición y ley en nuestro país la universidad gratuita que brinda a los estudiantes un conjunto de beneficios tales como becas, ayudas, bibliotecas, transporte, salud, comedor, entre otros, cuyo presupuesto debe ser revisado y actualizado a la luz de las nuevas realidades económicas. Consideramos que es nuestra obligación y responsabilidad hacer causa común con la comunidad estudiantil en sus justas reivindicaciones. No nos cansaremos de repetir que la esencia de la universidad son nuestros estudiantes, a ellos nos debemos y a ellos honramos con nuestra lucha. Reconocemos la capacidad de sacrificio de estudiantes, colegas profesores, empleados y obreros que tomaron la determinación de emprender una huelga de hambre poniendo en riesgo su salud. Sin embargo, tememos, ante la indiferencia de las autoridades gubernamentales, que las consecuencias de esta extenuante forma de protesta puedan llegar a un desenlace grave o fatal.

Entre los puntos que acordamos está continuar con el paro indefinido hasta que se produzcan acuerdos firmes que garanticen el respeto a la autonomía universitaria, la regularización presupuestaria, el incremento salarial y la mejora sustancial de los beneficios estudiantiles.

Hacemos un llamado al gobierno nacional a abrir el diálogo con los auténticos representantes del personal universitario. Esto pasa por el reconocimiento de la legitimidad de FAPUV como un interlocutor que representa a la mayoría de los profesores universitarios. Del mismo modo, también exigimos que se reconozcan como legítimas las federaciones de centros de estudiantes de todas nuestras casas de estudio.

Exigimos el cese de las agresiones a las personas y recintos universitarios.

Queremos finalizar este pronunciamiento exhortando a todos los valientes apostados en suelo universitario para que levanten de una vez la huelga de hambre, pues esta medida extrema, esta acción límite, pone en riesgo el derecho más preciado e irrebasable de todos los seres humano: la VIDA. Sí, la vida, la condición misma de donde debemos seguir extrayendo fuerzas para lograr nuestros objetivos.

Invitamos a continuar en la lucha creando e inventando nuevas expresiones de protesta cuyo mensaje llegue a toda la comunidad.

En la ciudad de Mérida, a los 26 días del mes de junio de 2013.

Profesores de la Escuela de Letras de la Universidad de Los Andes.

Vaskén Kazandjián Director de la Escuela de Letras
Betulio Bravo Jefe del Dpto. de Literatura
Carmen Barrera Jefa del Dpto. de Historia del Arte
Thania Villamizar Jefa del Dpto. de Lingüística
Elizabeth Marín Representante profesoral del Consejo de la Escuela de Letras

Entre otros muchos profesores de nuestra Escuela de Letras.