Sin inversión no hay recuperación

Por: German Rodríguez Bustamante…

La economía venezolana, aunque muestra signos de una pequeña recuperación en algunos nichos o sectores del mercado, sigue transitando una profunda crisis marcada por una contracción del 80 % desde el año 2.013, altos índices de inflación y una profunda pérdida del poder de compra de los ciudadanos, sumado a la falta de créditos y a una nula capacidad de ahorro. Ante este escenario, muchos venezolanos buscan alternativas para financiarse y emprender proyectos para sobrevivir a este contexto de hiperinflación y devaluación acelerada del bolívar, lo que ha despertado en algunos y reforzado en otros el interés por invertir.

En países con una elevada incertidumbre y riesgos, como es el caso de Venezuela, en la cual existe una altísima inseguridad jurídica si no estás cerca del Régimen. Si eres una persona independiente y quieres invertir en Venezuela, estas forzado a exigir un retorno altísimo para que el riesgo de la inversión pueda ser compensado. En modelos totalitarios como el venezolano las inversiones suelen tener más retorno y mayor seguridad si la encauzas a través de quienes ejercen el poder. Eso te da garantías, facilidades y mejores condiciones, pero no es lo sano porque al final es una vía que no genera el bienestar de sistemas más abiertos, democráticos y con mayores libertades.

Las inversiones pueden existir, pero hay un cuestionamiento tanto de rendimiento a mediano y largo plazo como también de ética, por no ser, para algunos, lo mejor desde el punto de vista moral. Desafortunadamente la capacidad para invertir está restringida a una pequeña parte de los venezolanos, dado que la pobreza en el país se ubica en niveles récord que están por encima del 90 % de la población.

La posibilidad de una negociación entre el régimen y la oposición, y la aproximación con la administración Biden, podría enviar una señal positiva sobre una flexibilización económica un poco más transparente. Obviamente para poder convencer a los inversionistas es necesario mucho más que sencillas invitaciones y desesperados llamados, en virtud de potencialidades maltrechas. La politización de la economía, la inseguridad jurídica y un ambiente incierto para hacer negocios, es lo que destaca el Banco Mundial, sobre Venezuela, en su más reciente informe. Una economía que bien pudiera beneficiarse de la actividad extranjera, pero que, de acuerdo con expertos, espanta las inversiones debido a las altas tasas de inflación.

En conclusión, el régimen enfrenta el desafío de recuperar la confianza de los inversionistas tanto nacionales como foráneos para invertir en Venezuela, aprovechando algunas ventajas que todavía existen, y de esta manera reactivar la economía, reducir el alto nivel de desempleo, mantener el equilibrio macroeconómico y la estabilidad social necesaria durante este periodo de caída brutal de la actividad económica, matizada por una pandemia manejada torpemente. Pero para que esto pueda ocurrir es fundamental reglas claras y procesos de negociación transparentes para garantizar las inversiones. A pesar de la destrucción revolucionaria, Venezuela cuenta con una infraestructura, que, si bien no ha tenido el debido mantenimiento, y en algunos casos presenta partes inconclusas, existe, y con un plan de inversión racional podría mejorar sustancialmente la estructura de soporte. En algunas áreas la infraestructura ha soportado el huracán bolivariano, en otras obviamente los daños experimentados son severos, sin embargo, con inversiones bien orientadas se podrá llegar a niveles competitivos en términos de valoraciones positivas por parte de potenciales inversores.

Es fundamental planificar la secuencia de intervenciones que permitan, en un primer momento, atacar la emergencia presente y lograr introducir el andamiaje necesario para que, en etapas posteriores, se pueda avanzar con el proceso de reformas y de mejoramiento de la calidad de vida de la población, y que en definitiva las inversiones privadas cuenten con un ámbito menos hostil. En estas condiciones de miseria generalizada y de riesgos sanitarios, es difícil invertir en una Nación con esas condiciones de resistencia tanto física como mental de su población. Las necesidades de recursos son grandes, para recuperar la destrucción gestada por estos pichones de gestores, adicional que los impactos de la pandemia también demandan fondos. En conclusión, se requiere recursos para atender la emergencia y la reconstrucción del país en paralelo. Inexorablemente hay poca disponibilidad de recursos tanto domésticos como internacionales para ser utilizados. En primer lugar, la producción petrolera se encuentra en mínimos históricos y el precio de la canasta de exportaciones petroleras ha disminuido de manera importante, lo que impacta sobre la disponibilidad de recursos propios, y en segundo lugar, la crisis internacional ha incrementado la demanda por recursos de asistencia de otros países dentro y fuera de la región.

En definitiva, es necesario un plan de inversión ordenado para lograr captar capital importante en la industria petrolera, servicios públicos, telecomunicaciones y sector bancario, enmarcado en una ley de privatizaciones abierta internacionalmente con procesos transparentes accesibles al escrutinio de la población. Las reformas deben restituir la confianza de la inversión privada nacional y externa, convertir nuevamente a Venezuela en un mercado seguro para valorar los retornos y los riegos. El deterioro institucional requiere intervenciones específicas de corto y mediano plazo que reinstauren las instituciones, permitan el funcionamiento de la economía de mercado, atraigan inversiones y faciliten el comercio. Es necesario mejorar el funcionamiento del sector financiero, tanto por su rol en el sistema de transferencias de emergencia como por su papel para el financiamiento del comercio y de la inversión. El marco regulatorio tiene que ser reformado para restablecer las reglas prudenciales, la transparencia y las políticas contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Con un plan ordenada, integrado y consensuado las inversiones llegarán y la recuperación económica también, en el dialogo planteado en México este elemento no puede estar fuera de la agenda de discusión y negociación.

gguillermorb@yahoo.com 

02-08-2021