Te cambio este aguacate por un kilo de tomates y dos papas

A medida que la crisis económica que azota a los venezolanos, avanza indetenible, la gente se ha visto obligada a regresar a una práctica ancestral: el trueque. Hoy en día es frecuente observar cómo prolifera el intercambio de comida por ropa, o por cualquier otro elemento requerido. El trueque, es el intercambio de bienes o servicios entre dos o más personas a cambio de otros bienes o servicios sin necesidad de que exista ningún tipo de dinero por medio. Para que se produzca un trueque, ambas partes deben aceptar un contrato de intercambio, conocido como ‘permuta’.

Todos sabemos que la ciudadanía, sencilla y tristemente, no tiene dinero. El bolívar ha desaparecido como moneda en Venezuela, a estas alturas es una entelequia y el dólar  imperial, es la forma de realizar todo tipo de transacciones comerciales. Con los sueldos miserables que devenga la mayoría de la fuerza laboral en Venezuela, de 3  a   4 dólares mensuales, es imposible cubrir las necesidades de una familia. El mercado nos demuestra fehacientemente que, debido al aumento incontrolable en los precios de los alimentos, medicinas, servicios, el mínimo necesario para medio cubrir los gastos, sería de unos 50 dólares, semanales, y estos, en el supuesto que usted los tuviera, se van en un abrir y cerrar de ojos. Ante este escenario patético y preocupante, las personas que todavía poseen algún objeto de valor se desprenden de él, a veces con mucho sentimientos encontrados, lo entregan, a cambio de algo que requieren con urgencia o simple y llanamente, para comer .

La Edad de Piedra

“Históricamente se señala el inicio del trueque en el Neolítico, cuando el hombre logró producir un ‘excedente’ o exceso de bienes a consumir, después de dominar la agricultura y la ganadería. Con estos bienes sobrantes, se dio la situación por primera vez, de que un grupo de hombres no necesitó trabajar la tierra, por lo que pudieron dedicarse a hacer otras labores, como producir cerámica u otros objetos que luego intercambiaban con el agricultor por una porción de ese excedente”. Sin embargo, ahora, en pleno siglo XXI y en Venezuela, se recurre al trueque, no porque haya excedentes de nada, sino todo lo contrario, porque la precaria situación económica obliga a usar este método para conseguir algo que es importante para la persona que lo intenta.

Testimonios

-Una señora, profesora universitaria, que obviamente no puede vivir de su salario, pero que tiene matas de aguacates en su jardín,  escoge los mejores frutos, se va a una tienda y después de pregunta ¿por cuánto se los reciben?, procede a escoger algunos insumos cuyo importe se cubre con lo que el comerciante le ofrece por sus aguacates. ¡Benditas mis maticas¡- exclama la señora- me han sacado de muchos apuros.

-Una profesional de Administración y Contaduría, propone llevarle la contabilidad gratis a una farmacia para poder pagar los medicamentos que su pequeña hija requiere porque sufre de asma, y ya sabemos los precios de terror de cualquier medicamento.

-Un zapatero está arreglando el calzado de un cliente que tiene un pequeño mercado, a cambio de un paquete de harina pan o un paquete de pasta. “Eso lo negociamos y nos ponemos de acuerdo”, explica el señor.

Estamos seguros de que a usted, amigo lector ya le habrá tocado practicar el trueque, pero definitivamente y aunque no sea la forma ideal de hacer transacciones, pone al máximo la capacidad de “resolver” que tenemos los venezolanos; sin embargo, no es la idea; todos tenemos derecho a recibir un pago, justo y cónsono con la tarea que desempeñamos sin tener que desprendernos de los objetos materiales que una vez tuvimos y que ahora, por la ausencia de políticas económicas y sociales, nos hemos visto obligados a permutar.

​En Venezuela algunas características de este periodo está resurgiendo, en pleno siglo XXI, donde hemos tenido que volver a: cocinar con leña, hacer trueques, comunicarnos con señales de humo, migrar, hacer fogatas o encender mecheros para iluminarnos en las noches oscuras que nos regala Corpoelec;  curarnos con hierbas y hasta bañarnos en los ríos y pozos con una totuma, porque el servicio de agua es fatal. En fin un retroceso histórico sin precedentes.

Y qué pasa, cuándo ya no hay nada que intercambiar, o a nadie le interesa, lo que usted quiere permutar? Es inadmisible, contradictorio, irritante que en esta época de avances tecnológicos, del marketing online, de la llegada de Perseverance,  al planeta Marte… por nombrar solamente algunos de los acontecimientos que nos rodean, los venezolanos tengamos que recurrir al trueque para sobrevivir, además, es muy común que en el intercambio una de las partes sea la que obtenga más ganancias que la otra

Esto es solo una señal más del horror que los ciudadanos estamos enfrentando en un país que se volvió improductivo, desigual, injusto, repleto de problemas de toda índole. Ante este panorama oscuro, desalentador, los ciudadanos se preguntan ¿Cuándo llegará el día de la redención?

Redacción C.C.

10-04-2021