Unidad Nacional

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

En el marco de la beatificación del Doctor José Gregorio Hernández, el Santo Padre envía un mensaje para el pueblo venezolano. En él, Francisco lamenta que la beatificación del médico venezolano tenga lugar en un momento tan particular y difícil para el país. Expreso su conocimiento y de sus hermanos obispos, sobre la situación que sufren y son conscientes de las prolongadas angustias, que se han visto agravadas por la terrible pandemia de covid-19 que afecta a todos.

El sumo pontífice agregó que acompaña a los venezolanos en esta celebración que definió como pandémica, es decir, una celebración marcada por el dolor de la pandemia y señalo que la beatificación es una invitación a la conversión hacia una mayor solidaridad, para producir entre todos, la respuesta del bien común tan necesitada para que el país reviva después de la pandemia, con espíritu de reconciliación. El Papa pidió por la unidad, la paz y la prosperidad en Venezuela, para que de este modo los ciudadanos y ciudadanas vivan con normalidad, productividad, estabilidad democrática, seguridad, justicia y esperanza. También dijo que, entre todos, es necesario recuperar esa Venezuela en la que todos sepan que caben, en la que todos pueden encontrar un futuro. Por eso le encomendó al Señor que ninguna intervención de afuera les impida caminar este camino de unidad nacional.

El milagro obrado por la intersección de José Gregorio a la niña Yaxury Solórzano Ortega, es un reconocimiento que coloca al Dr. Hernández a un paso de la santidad. Así como la niña luego de la operación logró caminar, ver y hablar tras una curación de la que se da crédito a Hernández. Venezuela espera por la intersección de José Gregorio para que consiga convencer a los factores políticos, sobre la necesidad impostergable de una unidad nacional desprendida y sincera que logre detener el profundo deterioro en cual se encuentra la Nación. En el año 2017 en su visita a Colombia, el Santo Padre hablo sobre la necesidad de fijar leyes justas que puedan resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Señalo que en Colombia, como en otras partes, hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos; las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo; las tinieblas de la sed de venganza y del odio que mancha con sangre humana las manos de quienes se toman la justicia por su cuenta; las tinieblas de quienes se vuelven insensibles ante el dolor de tantas víctimas. En su mensaje de ese momento dejo en claro la importancia del desarrollo en comunidad, con la construcción de una red vigorosa que congregue a todos en la unidad, trabajando en la defensa y en el cuidado de la vida humana, particularmente cuando es más frágil y vulnerable: en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación social.

A pesar que los mensajes del Santo Padre se realizaron en el marco de la visita a Colombia, muchas de sus reflexiones y deseos encajan en las realidades sociales, políticas y económicas que enfrentan los venezolanos. Maduro y la casta gobernante debieron de tomar en cuenta sus palabras, para diseñar e instrumentar medidas que lograrán cortar el círculo vicioso de la pobreza, para conseguir un desarrollo económico con inclusión. No puede elaborarse leyes para que una parte minoritaria de la sociedad, someta a la gran mayoría de venezolanos. Es imprescindible la construcción de los consensos necesarios con la participación de todos los factores: políticos, económicos y sociales.

La unidad nacional no puede ser un eslogan, un deseo o una promesa, debe ser una posición firme que estimule a toda la sociedad para realizar los esfuerzos y sacrificios que esta hora requiere. Los recientes mensajes observados en las redes sociales por el fallecimiento del ministro de educación, son una alarma, una alerta sobre los sentimientos que están escondidos en la psiquis de los venezolanos. Reconcomios que requieren con urgencia de un tratamiento, es la unidad alrededor de un proyecto de reconstrucción y reconciliación nacional, el instrumento para alejar esas pasiones. Ya lo dijo el Papa en sus redes sociales estos días, “Busquemos el camino de la unidad nacional, una unidad operativa en la que todos con seriedad y sinceridad desde el respeto y el reconocimiento recíproco, anteponiendo el bien común, trabajen por la unidad, la paz y la prosperidad”. De igual manera, “El papa rogó por que el nuevo beato inspire a los todos los dirigentes, a sindicalistas, académicos, políticos, empresarios, religiosos, universitarios y a otros a desempeñarse seriamente en el logro de esta unidad operativa, “o nos salvamos todos o no se salva nadie”.

Los venezolanos apostamos que los acercamientos del régimen con los representantes de la iglesia, en el contexto de los actos por la beatificación de José Gregorio Hernández, sean una disposición seria para encausar al país hacia la reconciliación. Y que no se trate de una nueva táctica dilatoria para comprar tiempo, lavarse las manos y no asumir con responsabilidad los planteamientos, exigencias y deseos expresados por Francisco. El pueblo no tiene tiempo la agonía y la desesperanza se propagan, y las condiciones económicas y sociales hacen la vida insoportable. Se requiere señales y respuestas inmediatas, para calmar tanto sufrimiento.  

gguillermorb@yahoo.com

03-05-2021