Venezuela convertida en chatarra

Por: Germán Rodríguez Bustamante….

La desbastadora crisis económica obliga al régimen y a los venezolanos a buscar alternativas para subsistir. El efecto de la misma se observa en el grado de destrucción de casi toda la estructura de soporte. Las industrias básicas, las zonas industriales regionales y parques manufactureros se han convertido en espacios abandonados, en los cuales se acumula chatarra. Todo el país sumergido en la escoria y el desecho. Ante esta realidad la venta de chatarra es una forma para sobrevivir en el país, tanto para los ciudadanos como para el régimen.  Un ejemplo concreto de esta realidad se encuentra en las zonas petroleras, en las cuales extrabajadores petroleros y ciudadanos comunes actúan como garimpeiros buscando y comercializando materiales ferrosos, abandonados en los otrora campos y empresas de servicios de la industria petrolera.   

Desde 2.018, la compra de chatarra es exclusiva del Gobierno en Venezuela. En el decreto presidencial número 3.586, publicado en Gaceta Oficial número 41.464, se especifica que la decisión fue tomada porque el aumento de su costo generó un mercado ilícito con bienes que sirven para prestar servicios públicos, adicional al contrabando de extracción. La historia no es reciente el 16 de noviembre de 2.019, el medio digital Bloomberg publicó un reportaje en el que indica que el Gobierno venezolano le vendió a Turquía 27.800 toneladas de chatarra para conseguir dinero, acumulando hasta el presente al menos 711.362 toneladas métricas. Todo la Nación transformada en un gran desguazaderó.

Situación a la cual no escapó la industria siderúrgica, blanco en este momento del desmantelamiento de sus plantas. Trabajadores denuncian que equipos en buen estado son desguazados para hacerlos pasar como chatarra y venderlos en el exterior. Pero ello también ocurre en el sector petrolero, en obras en construcción abandonadas y en depósitos de propiedad privada. Desde hace tres años, los puertos venezolanos se han convertido en depósitos de chatarra, en sus instalaciones se observan montañas de desechos de hierro y aluminio. Lugar donde en el pasado se exportaron productos petroquímicos, acero, aluminio primario y hasta vehículos; ahora salen, por partes, los recursos y activos de un país con un parque industrial que produce poco debido a una recesión que lleva más de siete años, y en este momento en proceso de desmantelamiento total.

Que contradicción, de ser país exportador de materias primas y productos semiprocesados paso a exportador de chatarra. Los desechos en el pasado alimentaban los hornos de fundición de acero y aluminio, en este momento los hornos son vendidos por el régimen como botín de guerra. Este es el proyecto de Maduro con su motor de exportación para fomentar la industria nacional, acabar con la poca estructura existente transformándola es desecho. La producción nacional promovida e impulsada a soplete vivo. El proyecto desarrollado en el pasado para la construcción de una unidad económica motriz o un conjunto formado por unidades de esta clase, específicamente en el polo de Guayana. Concebida como una empresa, una industria o una combinación de industria como motriz, integrando las unidades entre sí, para generar un efecto de impulso. Desafortunadamente con esta visión revolucionaria de escoria, el desarrollo está siendo amputado. Obviamente algunas de las unidades empresariales presentan niveles importantes de obsolescencia tecnológica, sin embargo, debieron de hacerse valoraciones y propuestas para su adecuación con la participación de capital privado, tanto nacional como extranjero.

En este proceso se da la paradoja de que cuando el régimen dice que la propiedad es del pueblo, de todos los ciudadanos, de poco sirven los incentivos morales y las distinciones, porque la gente ya descubrió que lo que pertenecía a todos, en realidad no pertenecía a nadie, y que los únicos beneficiados son la elite gobernante y sus afiliados. En otras palabras, el remate de la Nación para mantener los beneficios de una clase delincuencial, insensible, insaciable y profundamente corrupta. Ya no hay más a que echar mano, acabaron con la industria petrolera, las empresas básicas están en el suelo y la capacidad de exportadora de la industria es nula, en consecuencia, lo que queda es canibalizar la industria y venderla en pedazos. Los ciudadanos no se libran de esta realidad, todos están sometidos a la rapiña, vendiendo partes de su carro, electrodomésticos y ventas de garaje para buscar recursos y por lo menos comer. 

La posibilidad de transferir iniciativas, derivado de su inviabilidad económica y financiera, surge como alternativa factible para la optimización de los recursos públicos y para diversificar los riesgos financieros y comerciales. Los inversionistas exigen condiciones para invertir y los ciudadanos demandamos procesos transparentes que garanticen recursos para la Nación. La asignación a dedo es una sombra adicional a la vestidura corrupta del régimen que, de acuerdo a trasparencia internacional en el último informe, aparece el país como el más corrupto del continente, y entre los 5 del mundo. Lo cierto es que todas las empresas públicas se han convertido en un lastre, consumiendo recursos públicos, que podrían utilizarse en mejorar infraestructura en general, gastos de salud, educación y en seguridad. El pragmatismo económico convertido en reparto de botín de guerra, será un ingrediente para mantener estos poco deseables rankings.

La CEPAL en su última actualización prevé un crecimiento en 2.021 para la región, que pasó de 5,2%, estimado en julio, a 5,9%. Según la comisión, esta cifra seguirá siendo insuficiente para recuperar el nivel del producto interior bruto (PIB) de 2.019. Venezuela se encuentra en el grupo de naciones que tendrán el peor desempeño económico, con un decrecimiento de -4 %. Los problemas existentes antes de la pandemia, como la baja inversión y productividad, la informalidad, la desocupación, la desigualdad y la pobreza, se agravaron. Tristemente el virus le gana la batalla a la vacunación por paliza, con lo cual la crisis humanitaria compleja que vive el país, mantendrá su ritmo destructor. Realidad que no podrá taparse con la venta como chatarra de toda la Nación.  

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20-09-2021