La Ciudad en La Radio en programa donde La Radio se ve

El programa La Ciudad en la Radio, donde la radio se ve,  está cumpliendo 20 años, es decir, ha estado en el aire 7.300 días, menos los sábados y los domingos, aun cuando si las circunstancias lo requieren, cualquier esfuerzo vale la pena.  Es mucho tiempo en el que su productor, director y locutor, periodista José Leonardo León Avendaño (Leo León), ha logrado mantener su espacio en la emisora 107.7 de la Universidad de Los Andes. Se requiere dedicación, coraje y deseos de cumplir la misión de informar veraz y objetivamente a su público sobre lo que pasa en Mérida y más allá de nuestras fronteras, especialmente en las últimas décadas cuando existen tantos obstáculos para realizar el trabajo: cortes de energía eléctrica tan intensos que impiden la transmisión, problemas muy graves de funcionamiento dentro de la emisora por el deterioro de los equipos y la obvia imposibilidad de hacer inversiones que son urgentes, interrupciones de la conectividad, fallas en el servicio de telefonía, fija y por celulares, sin Internet, en fin, un ambiente poco propicio para desarrollar los contenidos con fluidez.  Sin embargo, Leo León se ha ganado a punta de esfuerzo y de profesionalismo un lugar importante en el corazón de sus radioescuchas, quienes lo siguen diariamente, lo llaman, hacen denuncias, intervienen, se quejan,  porque saben que “si la noticia la da Leo León, es cierta”, así piensa el público y es una fama bien ganada porque Leo es muy celoso en cuanto a comprobar la veracidad del hecho noticioso.

El que conoce personalmente a Leo León sabe que es un hombre sin pretensiones de ningún tipo. Se le ve en su moto Vespa, antigua, muy querida y bien cuidada, con un casco que muestra su edad, y una chaqueta de cualquier color, recorriendo las calles de la ciudad para captar con el lente de su cámara todo aquello que pueda ser de interés, para luego hacer los comentarios al respecto.

Hoy, en un día tan importante, quisimos que fuera el propio Leo quien comentara sobre sus experiencias, inquietudes, alegrías y tristezas,  porque tiene atesoradas un montón de vivencias, que vale la pena expresar en una fecha muy emblemática. Y aun cuando hay un famoso tango que asegura que “veinte años no es nada”, habría que saber qué opina Leo León, porque el solo hecho de permanecer al aire durante tantas emisiones, es algo digno de reconocimiento y de aplausos.

Habla Leo

“Son 20 años al frente de los micrófonos de La Ciudad en la Radio, hubo, sin duda alguna, tiempos luminosos, donde la gente hacía cola para entrar al programa y conversar conmigo sobre sus inquietudes, proyectos y denuncias. Pero, cuando la pandemia llegó, hubo que tomar estrictas medidas de bioseguridad, y esa relación tan estrecha tuvo que ser suspendida. Confieso que ese contacto me hace falta porque nada se compara con mirar de frente al entrevistado, darse un buen apretón de manos y mantener una comunicación fluida y sin interferencias. Sin embargo, el nuevo coronavirus es la realidad más perversa a la que nos hemos tenido que enfrentar como sociedad, y no nos queda más que cuidarnos y cuidar al prójimo ante la posibilidad de un contagio.

Ante todo tengo que darle gracias a Dios por haberme dado la fuerza de continuar, pese a las miles de dificultades con las cuales diariamente tengo que batallar, en una ciudad en donde los servicios públicos son una verdadera calamidad y entorpecen la vida de los ciudadanos, y más aún de quienes tenemos un programa radial: un compromiso formal con la información veraz y oportuna.

En segundo lugar, debo agradecer desde lo más profundo de mi corazón a todas esas personas quienes me han acompañado en este camino. Con lluvia o con sol, con buenos y malos tiempos, he podido contar con la bendición de amigas, amigos, alumnos y exalumnos, sacerdotes, hombres y mujeres de los páramos o de cualquier punto de nuestra geografía, quienes, cada uno desde su lugar, me han ayudado, me han dado ideas, me han apoyado,  porque en las terribles condiciones económicas en las que nos encontramos, solo puedo decirles: que Dios les pague, y con el perdón de Dios, le dejo la deuda a él, porque yo no puedo asumirla, al menos en los actuales momentos.

Quiero también agradecerle a mis anunciantes, porque durante mucho tiempo me han permitido dar a conocer a nuestros oyentes la excelente calidad de los productos y de sus empresas. Su respaldo es invalorable. Me gustaría nombrarlos a todos, pero podría cometer el error al omitir a algún colaborador y no quiero herir susceptibilidades, menos tratándose de mis compañeros(a) en estas lides.

En tercer lugar, y no menos relevante, a todos ustedes, jóvenes, adultos, abuelas y abuelitos, niños, profesores, maestros, estudiantes, personal de la universidad, sacerdotes, profesionales de todas la áreas que están allí, atentos a lo largo de todo el programa, y más allá. Debo ser sincero y reconocer que cuando alguien me dice: “Leo lo felicito por su programa, agradecido por el espacio”, me siento contento, satisfecho, porque es una forma de saber que estoy cumpliendo con mi deber.

En cuarto lugar, a todos aquellos que me adversan y que en ocasiones han querido acallar mi voz, les digo que  para mí todas las opiniones son importantes y las críticas, si son sanas y bien fundamentadas, las acepto. Sé que tengo enemigos, tanto externos como dentro de la misma institución universitaria, pero como dijo el escritor Oscar Wilde:” “Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.” Y yo, si algo he aprendido en esta vida de trabajo profesional es que Umberto Eco tenía razón cuando afirmaba: “Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro coraje.” Eso, sí, siempre estoy abierto al diálogo sincero y a corregir mis errores, es un signo de madurez.

No se imaginan lo que me afecta en lo personal, el tener que dar siempre malas noticias, desearía poder decir en cada programa que se acabaron las humillantes colas para echar gasolina. Que los servicios públicos funcionan de maravilla. Me gustaría señalar aspectos positivos en el acontecer de la región,  pero la realidad es otra, y desafortunadamente muy distinta. No se imaginan cuánto lamento tener que mostrar imágenes y narrar historias desgarradoras que ocurren en nuestro querido estado Mérida, como lo sucedido recientemente en el Valle del Mocotíes y en los Pueblos del Sur, entre otros. Entonces, como merideño que soy, me siento impotente porque quiero hacer más por la gente, para aliviar los sufrimientos de mis coterráneos, pero eso no es posible. También es doloroso el tener que dar notas de condolencia por la partida de amigos o de conocidos.

He dedicado parte de mi vida al programa La Ciudad en la Radio y al periódico digital Comunicación Continua. A veces, he sentido que no puedo seguir y me desvelo pensando en alternativas para no tirar la toalla. Pero entonces, al despertar cada mañana, respirar el aire puro que baja de la Sierra Nevada, mirar los paisajes que ofrecen sus montañas, recibir el caluroso saludo de mis vecinos…, recuerdo que tengo una responsabilidad con la comunidad, y me digo a mí mismo: “adelante, arriba corazones”, debo seguir con mucha fe y optimismo deseando un porvenir luminoso para todos los que habitamos en esta Mérida, que sigue siendo encantadora, y en este país al que conozco y quiero mucho: Venezuela.

Nuevos proyectos pueden surgir y es cierto que las crisis traen consigo oportunidades y soluciones. Si cumplimos o no los 21 años, no lo podemos predecir, por eso, aunque no nos detengamos y continuemos innovando, es mejor “vivir un día a la vez”. Lo más relevante es que logramos llegar contra viento y marea a los veinte años de labores y trataremos, con la ayuda de Dios y con la de nuestros oyentes, amigos y colaboradores, intentar mantenernos al aire, si las circunstancias lo permiten.

En este saludo por el aniversario de mi querido programa La Ciudad en la Radio estoy lleno de gratitud, porque he recibido cariño, acompañamiento y apoyo incondicional por parte de mucha gente, que incluso sin conocerme personalmente reconocen mi voz, y entonces me dicen: tú eres Leo León.

Gracias a mis 4 hermanos: Alexis, Alfonso, Carmen y Sandra por ser ejemplo y parte importante de mi vida, su soporte, y su comprensión son esenciales cuando mi ánimo decae. Gracias a todos y que Dios les pague por sintonizar el díal de la emisora ULA FM.107.7, desde las 10 de la mañana hasta las 12 del mediodía, el programa La Ciudad en la Radio.” Es una cita.”

Por siempre «Arriba Corazones»

Viernes 10 de septiembre del 2021

Redacción L.L.A.E. C.C