La crónica menor
Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
El 30 de octubre de 2003 falleció en el Hospital Central de San Cristóbal Mons. Miguel Antonio Salas, Arzobispo emérito de Mérida. Su desaparición física en lugar de provocar un vacío, se ha visto colmado de la añoranza y admiración de sus virtudes. Su recia e indomable personalidad lo hizo ser un hombre entregado por completo a la vocación inicial. Vivió su sacerdocio a plenitud y volcó sus mejores proyectos en la promoción y formación de los futuros sacerdotes como buen hijo de San Eudes.
El anuncio de la autorización de la Congregación para la Causa de los Santos, autorizando abrir el proceso diocesano de canonización ha despertado inmenso interés en muchas personas que lo conocieron y trataron en vida. Desde sus primeros alumnos en los Seminarios de San Cristóbal y Caracas, pasando por los llanos guariqueños y las montañas andinas donde desarrolló su ministerio episcopal, van dando testimonios de lo que significó para ellos haberlo tratado, observar su conducta, y sobre todo, admirar sus virtudes humanas y cristianas, su vivencia sacerdotal y sus dotes de entrega total a la causa de la evangelización.
Próximamente, en concordancia con el Padre General de la Congregación de Jesús y María, se nombrará un postulador en Roma y se conformara el tribunal diocesano que debe cumplir una serie de pasos. Entre ellos, dar a conocer la vida de Mons. Salas, recoger los testimonios de quienes deseen darlo, promover a través de la oración y diversas iniciativas la intercesión del candidato a los altares para que brille su santidad. Mientras hay que recoger sus escritos, los cuales junto a los testimonios, deberán ser remitidos a la Santa Sede para su estudio y aprobación. Es el momento en el que es declarado venerable, a la espera de un milagro, que una vez aprobado, el Papa decreta su beatificación.
La cripta de la Catedral merideña, donde reposan sus restos, es sitio sagrado que invita a la oración a quienes se acercan a pedir su intercesión. En el episcopologio merideño han dejado marcada estela de santidad Buenaventura Arias y Tomás Zerpa en el siglo XIX, en el siglo pasado e inicios del tercer milenio, surge como la aurora la luz de las virtudes de Miguel Antonio Salas. Encomendémonos a él, para que los modelos de santidad recientes, como pedía Juan Pablo II, nos haga valorar la pertinencia y actualidad de los valores cristianos.
49.- 30-10-13 (2440)