A media semana: Esclavizada la mano de obra venezolana

Por: Alex Vallenilla …

El colapso general que hay ya bien avanzado en Venezuela, puede medirse desde 1998, en ingresos del venezolano. El salario mínimo y el bono alimenticio para entonces eran de 356 dólares al mes. Actualmente el régimen de Nicolás, tiene a los venezolanos en la calamidad de un salario mínimo de 1,14 dólares al mes, según la reciente tasa de cambios Dicom, que aplica para las remesas. Salarios peores que en la época antigua había en la esclavitud, en esos tiempos, al menos el patrón le daba la comida a los esclavos, pero en Venezuela, el salario mínimo y el bono alimenticio, no alcanzan para pagar medio kilo de carne. Qué clase de burla la de este régimen contra la clase trabajadora en todas las instancias.

El colapso general se desarrolla, no sólo por el despoblamiento de un país. La salvaje hiperinflación que azota a los venezolanos está generando desempleo, que debe estar sobre 50%, pasa que el régimen esconde las cifras o quizá, ya ni las levanta. El desempleo homogeniza la mano de obra y todo el que queda fuera del sistema formal, tiene que convertirse en un vendedor informal, “bachaquear” algún producto, intentar sobrevivir, antes de ser parte de las estadísticas de la diáspora. Pero la hiperinflación que hay, que por cierto ya va a llegar a ocho meses, castiga ahora también a los revendedores, quienes por los altos precios ya no consiguen quienes le compren los productos que comercian, por lo que tienen que sumarse a la ola de personas que ahora se lleva rubros a las fronteras a venderlos para lograr comprar algo de alimentos.

Hasta los choferes del transporte público, los médicos, cualquier empleado en el gobierno, sea nacional, regional o local, busca oxigenarse en esta profunda y catastrófica crisis. La mano de obra deja de ser especializada para buscar cómo sobrevivir, eso le ocurre a albañiles, carpinteros, herreros, no hay un sector que no escape al daño económico que se la ha producido a Venezuela y que el régimen se niega a rectificar, al contrario continúa con la emisión irresponsable de dinero, a través del BCV. Hay muchos más síntomas del colapso, pero se dejan para próximas entregas.

El colapso general sigue avanzando, entre las consecuencias de estos procesos, está la disolución de un país y está latente como se puede perder el Esequibo, cómo se han hundido las instituciones públicas. Un país colapsado puede terminar desmembrado, o podría producirse un proceso de adaptación, en que la sociedad que pueda soportar lo que ocurre actualmente, termine empoderada de las nuevas situaciones que genera esta calamidad o atrocidad en que el chavismo/madurismo hundió a Venezuela.@alexvallenilla