Por: Fernando Luis Egaña…
La pregunta se refiere, desde luego, hasta dónde puede llegar la crisis humanitaria sin una salida política efectiva, y también hasta cuándo. El objetivo de la hegemonía es “guaralear” el revocatorio hasta el 2017 –que de realizarse entonces tendría mucho menos trascendencia que en el 2016–, y que la dinámica natural de las votaciones regionales vaya ocupando las energías opositoras, así y los gobernadores que emanen de esas votaciones tengan un poder más formal que real.
Mientras tanto se sigue agravando la crisis alimentaria, la sanitaria y la de extrema inseguridad, componentes éstos de la crisis humanitaria que agobia a Venezuela. ¿Y el agobio social puede “manejarse” desde el poder establecido sin que se produzcan cambios de fondo? Es lo que pretenden Maduro y los suyos, comenzando por los patronos cubanos. ¿Lo conseguirán? Esperemos que no, porque el despeñadero es muy profundo y en la medida que seguimos cayendo, más difícil será la posibilidad de recuperación.
La aguda analista Elizabeth Burgos ya ha dibujado un paralelo entre el fallido “Proyecto Varela”, que planteaba un referendo constitucional para producir cambios en Cuba, y el laberinto por el que transita el referendo revocatorio en Venezuela. En todo caso, la intención de los patronos castristas es encaratar la situación para que no haya cambio verdadero.
Pero la realidad nacional clama por ese tipo de cambio en lo político, económico y social. El reciente documento de la Conferencia Episcopal Venezolana señala que se ha reducido drásticamente la calidad de la población… y ese es el meollo del asunto: ¿hasta dónde y hasta cuándo aguantará la población venezolana el deterioro acelerado de las condiciones de vida?
La hegemonía calcula que el margen no debe ser amplio, lo que explicaría la ulterior militarización del Estado y el empoderamiento del general Padrino López y su estructura operativa. Buscan intimidar al conjunto de los venezolanos, y no creo que puedan lograrlo, porque el hambre tiene más fuerza que el temor. Sobre todo cuando la escasez y los precios crecen a un ritmo vertiginoso.
El propósito de la hegemonía roja es que el país aguante, o mejor dicho los aguante, por las malas o las peores. Por ello, la dirigencia democrática debe redoblar sus esfuerzos políticos y sociales para darle un cauce esperanzador a la mega-crisis.
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