Por: Giovanni Cegarra…
Se entera uno en el caminar por alguna calle de Mérida, de cosas y casos, que dejan mucho que decir, de quienes en la función pública tienen en sus manos, el hacer que todo funcione bien, como debe ser, en una ciudad como a nuestra, que hoy día, digan lo que digan, está sumida en una anarquía total que impregna a ciertos entes públicos y privados.
La antesala escrita, que pudiera molestarle a alguno por ahí, viene al caso del acoso laboral que vienen padeciendo por parte de los directores de determinados centros escolares de esta urbe andina, las madres procesadoras de los alimentos que le son suministrados a los niños(as) en su proceso de educación escolar, acoso que ya raya en lo inaguantable, que debería ser la atención por parte de la Zona Educativa Estatal, de la Corporación Nacional de Alimentación Escolar (CNAE), ente éste último del que dependen las madres cocineras escolares.
Caminando por una de las calles de Mérida, me he enterado, de buena fuente y creíble, que a las madres cocineras en ciertas escuelas, se les obliga a cumplir horario casi desde las seis de la mañana, los directores les imparten órdenes, a toda hora, que nada tiene que ver con el trabajo que cumplen en su delicada labor de preparar el alimento que habrán de suministrarle a los alumnos en los comedores escolares, medidas que si no les aplican a bedeles y maestros que faltan a su trabajo por cualquier excusa y paremos de contar.
Lo de este acoso laboral a las madres cocineras de algunas escuelas en Mérida, muchas de las cuales, de paso, no cobran su sueldo en el lapso reglamentario, ya es voz populi en todos lados, así me enteré en mi diario caminar por las calles de esta ciudad, en la que no todo es color de rosa, como pretender hacerlo ver, no todo está bien, fallas y abusos hay, no en todas partes, imposible negarlo, está ahí, a la vuelta de la esquina, ni pecamos de alarmista, mentiroso, negativo, verdad de calle y punto.
CNP: 2229
15-11-2023