Por: Giovanni Cegarra…
En tiempos de Cuaresma, que conlleva en la fe católica, ayunos, abstinencia, por lapso de cuarenta días de preparación para rememorar la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, sin pretender ofender e irrespetar lo que representa recordar los últimos momentos de Cristo en la Tierra, en el país y, por ende, en Mérida, capital del municipio Libertador del estado Mérida, desde hace tiempo, ayunamos y sufrimos abstinencia perenne, con la prestación de los servicios públicos básicos.
Ayuno y abstinencia de agua y luz, no lugar a dudas. No hay día entero, en que los venezolanos, los merideños y los que no lo son, deban afrontar el martirio, castigo, karma cotidiano que representa el no contar, como debe ser, con eficiente servicio de agua potable y de energía eléctrica, ya que cuando no es cosa es otra, que no se cuenta con ellos, ni para quejarse al cielo.
“Que estaremos pagando” dirían los abuelos. Se vive y convive en la Mérida, en toda una incertidumbre de contar con el preciado líquido y luz, las excusas por parte de los entes oficiales encargados de suministrar tales servicios básicos, no se las creen ni ellos mismos, el clamor es generalizado, los recordatorios de la progenitora por parte del colectivo común, son elevados a grado super extremo.
El sufrir del andino merideño venezolano, sin pecar de reiterativos, en honor de la verdad, sin ser dueños de ella, desde tiempos atrás y ahora en los de cuaresma, el ayuno y abstinencia de agua y luz, es el pan de cada día, punto en boca.
CNP 2229
12-03-2025
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