Al Filo de La Verdad: De espanto y brinco

Por Giovanni Cegarra…

La compusimos en Mérida  y de lógica, en todo el país. Pasamos las verdes y las amargas por los bajones de luz, cortes de agua, falta de gas, falta de alimentos, se sale de casa, ha intentar cumplir con el compromiso sea laboral, comercial, empresarial, etc. pensando en tomar una buseta, enfrentar el aumento semanal de los buseteros; si se tiene vehículo, ni sacarlo pues con la escasez de gasolina, ni para qué; rogar que no hayan subido más los precios en los productos alimenticios; no ser atropellado por un motorizado o estresado  conductor, porque la crisis médico asistencial lo remata, a parte de la escasez de medicamentos; ligar no ser atracado porque como la Policía está intervenida, ni hablemos, etc., en fin, de espanto y brinco.

En Mérida cualquiera, vive espantado y brincando a diario, cuando logra un codiciado artículo, pregunta su costo que debe pagar, no en moneda venezolana sino en dólares o pesos colombianos, que es lo que cobran los vendedores sean formales, informales, bachaqueros, estos últimos ahora catalogados, de gente emprendedora y productiva, por uno de estos políticos de pacotilla que tenemos en el Estado.

Se vive y convive, toda una película de terror de calle, que por supuesto, lo es en toda Venezuela, que en Mérida tiene una especial connotación, porque los que creen que están en La Isla de La Fantasía, aún dicen es universitaria, turística, barata, de buena calidad de vida, es todo lo contrario, toda vez que los aprovechadores de la realidad país, negocian flagrantemente con la necesidad del pueblo, que parece respira valeriana por aire, por demás contaminado por la proliferación de la basura y zamuros, ni modo, estamos de espanto y brinco, caminan por la calle o avenida, de arriba abajo y viceversa, como si nada estuviera pasando, soportando penurias y calamidades, calándose la engañosa labia politiquera oficial opositora, a más ver, punto en boca.