Por: Giovanni Cegarra…
En el maremágnum que se vive, gracias a la intolerancia de la dirigencia de los bandos que hacen vida política en el país, en el que la verdad no importa lo que importa es lo que la gente crea; donde unos cuántos mojigatos, vengan de donde vengan, deciden que o no debe hacerse; en las ya diarias trancas de vías, violación de derechos ciudadanos, protestas callejeras que solo generan violencia, saqueos, quema de bienes e inmuebles, a lo que se suma la desmedida represión policial, detenidos e innecesarias muertes, queda bien claro que en Venezuela, la intolerancia escondida está detrás de toda ideología.
En este país, opositores y gobierno, van y vienen a su antojo, radicales e irracionales, imponiendo su criterio político a expensas del pueblo, ese pueblo que sufre su intolerancia detrás de su ideología, que a sol y agua se faja en la calle buscando medicamentos y alimentos, cae en las manos de los bachaqueros que hacen su agosto a costillas de la necesidad ciudadana, es víctima de la inseguridad que reina a la vuelta de la esquina.
A la fecha, no se ve la luz al final del camino, hagan lo que hagan, cada minuto, hora, día, van destruyendo al país bajo la bandera de un cambio que va condicionado a ambiciosos intereses políticos personales que, en los 59 años de democracia mal concebida, no ha logrado la Venezuela que todos queremos, ya que la intolerancia escondida ha estado detrás de la ideología, el pueblo ha sido hasta ahora, el gran perdedor.
Es la gran verdad de Venezuela y en los actuales momentos, con toda la sucia labia que se escucha cada día, como ya cité, a los políticos, la verdad no importa lo que importa es lo que la gente crea, por eso estamos como estamos, sin rumbo definido, se ha perdido el horizonte, dando brazadas de ahogado, el salvavidas ni hace flotar, el futuro es incierto, tristes y aburridos, duela a quien le duela.
