Por: Giovanni Cegarra…
Nuestra ciudad, a la que tildan de “La Señora de Los Andes”, “La Ciudad de Los Caballeros”, “La Ciudad Turísticas y Estudiantil por excelencia” ha cumplido sus 459 años de vida en una marcada inquietud e incertidumbre de lo que será su futuro, impregnada de infinidad de problemas, abandonada a la buena de Dios por parte de sus autoridades municipales gubernamentales, en medio de una atípica campaña electoral cuyos protagonistas con más de lo mismo, en fin, un aniversario de fundación en ascuas.
Así a secas, 459 en ascuas.
Da pena ajena ver a Mérida en las condiciones en que la tienen todos, porque aquí no se escapa nadie, ni sus habitantes, ni sus autoridades, nadie en general. Pareciera que no hay gobierno que valga, municipal o gubernamental. La otrora Mérida que conocimos no es ni la sombra de esa ciudad andina pulcra, esa que llamaban “La Ciudad más limpia de Venezuela”. Hoy por hoy, es una capital sin dolientes, ha perdido su sentido de pertenencia, reina en ella, la anarquía, inseguridad, indolencia, desidia e ineficacia de quienes tienen en sus manos el conducir su destino socio económico turístico político, duela a quien le duela y “al que le caiga el guante que se lo plante” si es que tiene vergüenza para ello.
Realidad que está ahí, que no puede taparse con un dedo, ni esconderse ni negarse. La indignante diatriba política que la invade en los últimos tiempos, han desquebrajado esa hermosa imagen que tenía esta ciudad con una Universidad por dentro que si bien es cierto que en otros tiempos contribuyó a su desarrollo, hoy día, deja mucho que decir de su papel al respecto.
459 en ascuas, así está nuestra Mérida, con un futuro lleno de incertidumbre y ojalá, el que haya de asumir la rienda gubernamental del Estado, sepa rescatarla para bien de todos, sin distingos de clase y posición.
