Por Anderzon Medina Roa…
No serán suficientes las veces que digamos que nos distraen, que los temas que marcan la opinión pública son puestos para nosotros, no dejando espacio para ejercer ningún poder de decisión respecto a qué tipo de cosas consumir como información. Incluso hay algún canal de noticias de alcance continental, cuya señal no se ve transmite en Venezuela, que promociona uno de sus programas diciendo exactamente eso, que en salas de redacción como la de ese canal se toman las decisiones respecto a qué noticias se transmiten y, por supuesto, qué enfoque se les da para que las masas (i. e. nosotros) las reciban, las consuman. Nada que nos sorprenda, si somos honestos con nosotros mismos. Pero sí nos deja cosas para pensar respecto a la veracidad de la información, la responsabilidad social de los medios y nuestra responsabilidad individual.
Esto lo vemos en nuestro país, así como lo podemos ver en cualquier otro. Intereses (políticos, económicos, de poder en general) que intervienen o incluso se hacen de medios de comunicación en masa para influir sobre lo que se decide en esas salas de redacción y poder repercutir en las audiencias e ir moldeando la construcción social de la realidad, una construcción que es discursiva y en la que, por lo tanto, el manejo de medios de información es vital. Así, vemos que lo que se decide en esas salas inunda los noticieros y las diversas plataformas que utilizan (radio, TV, prensa escrita, redes sociales) y de allí la opinión pública.
Desde esta perspectiva podemos comprender que haya temas sobre los que interese enfocarse y temas en los que no, entender además que haya medios de comunicación y comunicadores sociales (y ahora tenemos que hablar de influencers) que se enfoquen en algunos aspectos de esos temas dejando otros a un lado. Estas decisiones son un acto de comunicación: decidir a qué referirse y a qué no, qué decir al respecto y qué no. Como un todo, la veracidad y la objetividad comunicacional a estas alturas son nociones utópicas, sin importar cuánto insista cada medio y cada comunicador en ser los más veraces, objetivos y sinceros. Las noticias son un acto de comunicación y como tal tienen una intencionalidad subyacente que trasciende el solo acto de informar.
En este sentido, estar consciente de que este es más o menos el ritmo y dinámica de las noticias y que es así en cualquier país del mundo no será suficiente. Pues al saber que todo dependerá del cristal con que se mire, queda de nuestra parte, como individuos, ejercer nuestra cuota de responsabilidad de cuestionar cada titular, contextualizándolo, preguntándonos el porqué del enfoque en ciertos aspectos de una noticia, en una noticia en particular. Este es un ejercicio cotidiano en el que además es necesario no caer en la tentación de sentirse ajeno a enfocar esa realidad representada desde una perspectiva interesada y por lo tanto parcial. Un sano punto de partida puede ser: cualquier respuesta simple es digna de ser cuestionada.
Así, y solo como ejercicio para ofrecer un ejemplo reciente, podemos hacer una búsqueda rápida en redes sociales de las interesantes reacciones de usuarios a las declaraciones de dos actores políticos del llamado gobierno interino (reconocido como tal por más de 50 países) respecto al cierre de operaciones de DirecTV en Venezuela. Con un par de días de diferencia, el embajador en los EEUU y el presidente (e) declaran que harán lo posible para lograr el regreso de las operaciones de esta empresa en el país, y las respuestas cuestionando tales declaraciones fueron inmediatas. Por otra parte, el gobierno en funciones (reconocido como tal, se asume, por el resto de países del mundo) a través de su órgano judicial emite orden de restitución de operaciones de DirecTV en el país, así como la toma de sus instalaciones y equipos, con lo que, puede decirse que están haciendo algo para solucionar este problema. Las reacciones de usuarios en redes a esta decisión fueron igualmente interesantes e inmediatas.
En coherencia con lo escrito aquí, cabe cuestionar las razones para que esta noticia haya ganado la atención inmediata de altos actores de la política venezolana. La retórica de las declaraciones de personeros es la misma de siempre, sencilla y más bien simplista de lado y lado. Sin embargo, no se pueden menospreciar tales declaraciones ante algo que quizá pudiera verse como menos crítico que una pandemia en un país con grandes dificultades para solucionar problemas básicos. Queda bastante claro en las respuestas en redes sociales a estas declaraciones que ninguno de esos actores políticos puede hacer nada al respecto; no de la forma en que lo enfocan.
Entonces, más allá de apuntar algunas de las razones por las que la esfera política no debería darle tal prioridad a un tema secundario, cualquier venezolano de a pie podría preguntarse el porqué del afán de decir y pretender hacer algo ante este hecho. Esto, como ejercicio en ese cuestionamiento cotidiano del que venimos hablando, donde las respuestas simples demandan ser puestas en duda. Un ejercicio que nos entrena en nuestra capacidad crítica y que por lo tanto suma a la rearticulación de nuestro carácter de ciudadanos.
Prof. ASOCIADO de la Universidad de Los Andes
@medina_anderzon