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sábado, marzo 15, 2025

Angel Andara: Las Universidades en desobediencia

A lo largo de estos años de la llamada Revolución y Socialismo del Siglo XXI, las Universidades Autónomas en Venezuela hemos padecido no sólo descalificaciones y ataques verbales por parte del alto gobierno, desde el Presidente Chávez hasta el presidente actual, asimismo por intermedio de los diversos Ministros de Educación Universitaria, que lejos de comprender el momento actual de Venezuela donde se requiere sumar y no restar, se requiere producir y no destruir, y se requiere asumir el papel determinante que tiene la educación y el conocimiento en el siglo XXI en la era de globalización, dentro de estos el rol estelar que cumplen nuestras casas de estudios formadoras de talento y excelencia. Pero además de los maltratos y desprestigio, el gobierno de manera sostenida ha venido desmejorando a nuestras universidades por vía de asfixia presupuestaria, reconducción presupuestaria, no reposición de cargos, presupuestos deficitarios para investigación, imposibilidad de ampliar y dotar planta física, bibliotecas, laboratorios y demás.

Un capitulo degradante en estos años de revolución y proceso ha sido la detención arbitraria, violentando el debido proceso y derechos fundamentales de miembros de nuestra comunidad universitaria: empleados, obreros, profesores, y fundamentalmente estudiantes, estos últimos sometidos a la injusticia, presos hoy por el hecho de cuestionar, expresar críticas y protestar.

Debemos reiterar que la desmejora no sólo se expresa es en términos de presupuestos asignados a nuestras casas de estudios – paradójicamente cuando el país ha tenido los mayores ingresos en toda su historia – y de injustificados y sostenidos ataques a las únicas instituciones junto a la iglesia que este régimen no ha podido doblegar, la afectación y deterioro también la sentimos a diario en estos últimos años, desde el momento en que el gobierno irrespetó las normas de homologación que habían regido la dinámica natural de ajuste de sueldos de las universidades por décadas. Recordemos que el nefasto manejo de la industria petrolera, de la economía, finanzas e industrias se ha traducido en que el país tenga la mayor hiperinflación del mundo con la consecuente destrucción del poder adquisitivo, y donde el sector universitario no es ajeno, más aún, todo el sector universitario sin excepción ha sido radicalmente desmejorado, siguiendo un plan cruelmente establecido, a niveles inhumanos jamás observados, ni en la historia universitaria de Venezuela ni del resto de América Latina, un retroceso y degradación de un sector que ha sido considerado privilegiado y determinante en toda sociedad por la labor que cumple, este gobierno ha colocado al sector universitario entre la espada y la pared, con salarios de hambre, con seguros de hospitalización, cirugía y maternidad que no permiten proteger en lo más elemental a la familia universitaria, repetimos desconociendo no sólo las normas de homologación aprobadas y respetadas durante décadas, sino además, violentado la letra y el espíritu de contratos, convenciones colectivas, Ley del Trabajo y otros, unas y otras decisiones se traducen prácticamente en el exterminio de nuestras casas de estudio.

Nada justifica las acciones y decisiones emanadas del gobierno en desmejora de la sociedad venezolana, en el socavamiento y destrucción de mayor activo que tenga un país como es su educación a través de sus universidades y los universitarios. Nuestras casas de estudio en el peor momento del país han ampliado matricula, han creado alternativas y modalidades de educación presencial, semi-presencial y a distancia, en plena asfixia presupuestaria nuestras universidades autónomas todavía siguen ocupando un liderato y sitial en los ranking y mediciones realizados en los últimos años no solo a nivel de América Latina sino mundial, aspecto que tiene que ver con sus ofertas, postgrados, doctorados, publicaciones, aportes, libros, doctores, investigadores, egresados y otros.

Sin embargo, el que las universidades y los universitarios que aún quedamos tengamos una actitud estoica, benemérita, de mística y gallardía, no implica que no estemos padeciendo las consecuencias de decisiones irresponsables que se traducen en la ruina del país y del propio sector universitario. Por tanto en el momento histórico y dilemático que vive la nación y sociedad venezolana de deterioro generalizado, de violación flagrante de derechos elementales, fieles a su espíritu esclarecedor y de rebeldía, las Universidades Autónomas y los universitarios deberíamos acogernos democrática, legal y constitucionalmente a los preceptos señalados en los artículos 333 CBV al llamar a la observancia y vigencia de la Constitución y estar obligados a su restitución, y asimismo, invocamos el articulo 350 CBV “el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerán cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

En tal sentido, las universidades y los universitarios debiéramos declararnos en desobediencia, nos corresponde impostergablemente colaborar en la restitución de la democracia, la vigencia del Estado de derecho y el régimen de garantías consagrados en la vigente y violentada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Quizás esa es la orientación o el faro que encendería la luz que espera la sociedad venezolana. Lo otro es seguir impávidamente viendo cómo se termina de vaciar las universidades y el país, cómo nuestros cuerpos y el de nuestras familias, nuestros hijos se consumen por el hambre, las enfermedades y las necesidades.

*Angel José Andara, es doctor en geología y profesor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes y representante profesoral al CU

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