El Big Ben Deportivo: Bolivarianos con tufo a fracaso de Nicolás

Por: Andrés E. Mora M…

“Y ya que estamos hablando de eso – imposible hablar de otra cosa cuando la democracia en Venezuela se esfumó y ni rastro dejó – escucha esta definición de dictadura que encontré en algún lugar del ciberespacio que, como el universo mismo, se encuentra en una constante e indetenible expansión: «Es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo (dictador) o élite, generalmente a través de la consolidación de un gobierno de facto, que se caracteriza por una ausencia de división de poderes, una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que la apoya, y la imposibilidad de que a través de un procedimiento institucionalizado la oposición llegue al poder»”, le comenta Ingenuo Sinduda – vía Skype – a Pablo Pinzón Montoya, su amigo colombiano profesor de la Universidad Industrial de Santander.   

“Vea Ingenuo eso que acaba de leer usted no es más que la radiografía de lo que Maduro ha implantado en su país”, dice sin poder disimular el dolor en sus palabras el ʻppmʼ, como es conocido en el ambiente académico Montoya, quien quiere a nuestra tierra como si fuera su propio terruño. “¡Uich Ingenuo, pero es que la oposición se pasó de «toche» por confiada! Vea, a Maduro no se le podía «dar papaya» y ahí está la consecuencia, el hombre sin ruborizarse instauró una dictadura”, opina el fan número uno de Falcao, James y la Selección Colombia, que de inmediato agrega: “Venezuela está viviendo lo que vivió Bolivia a comienzos de la década de 1980 cuando el crecimiento económico «bacano» de la década anterior – que había sido sostenido por los altos precios del estaño en el mercado mundial, ¿le suena eso conocido Ingenuo? – dio paso a la crisis. La caída del precio del mineral y la mala administración de los regímenes dictatoriales dejaron al país del altiplano con una inmensa deuda, una situación hiperinflacionaria y un descenso sustancial de los ingresos por exportaciones. ¡Vea usted si no es la misma «tochada» que sucede en la Venezuela de hoy!”.

“Pareciese que la actual dictadura venezolana desempolvó el manual que sus colegas bolivianos de entonces utilizaron para arruinar a aquella nación”, opina Ingenuo. “Nicolás no solo ha arrastrado a Venezuela hacia un inminente default al profundizar las erradas políticas económicas de su antecesor que dejaron al país con unas exiguas reservas internacionales de 9.700 millones de dólares y una elevada deuda externa que, según expertos, asciende a casi US$ 110.000 millones. Sino que además, siguiendo el ABC de toda dictadura, viola de manera reiterada los derechos humanos. Como el «derecho a la vida», cuando con su represión salvaje de meses atrás dejó a un lado la obligación que tiene el Estado de respetar la vida dentro del ejercicio de sus funciones. Como el «derecho a la igualdad y prohibición de discriminación», cuando el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, anunció que para acceder a las vacunas de forma gratuita se debe presentar el carnet de la patria. Como la «libertad de conciencia», cuando con cientos de perseguidos – siendo el más reciente Freddy Guevara, a quien le arrebataron inconstitucionalmente la inmunidad parlamentaria – y más de 300 presos políticos a cuestas, el gobierno se hace la vista gorda con aquello de que toda persona tiene derecho a creer y pensar libremente según sus ideas y convicciones. Como la «libertad de expresión», conculcada desde el inicio mismo de esta pesadilla con la imposición de la llamada hegemonía comunicacional,  la Ley Resorte, y ahora la Ley contra el odio aprobada por la fraudulenta ANC”, expone el profesor jubilado de la ULA.

“El estruendoso fracaso del llamado «Socialismo del siglo XXI», devenido en los últimos tiempos en una voraz, cruenta e incapaz dictadura comunista, es el espejo donde se refleja el olimpismo venezolano”, considera Sinduda. “Fíjate que a pesar de la bonanza petrolera en la que se encontraba navegando Venezuela durante los años 2011, 2012 y 2013 – trienio en donde el precio promedio del barril de petróleo estuvo por encima de los 100 dólares – Colombia logró acabar con la supremacía criolla impuesta durante trece ediciones consecutivas de los Juegos Deportivos Bolivarianos – desde Barranquilla 1961 a Sucre 2009 – al hacerse de lo más alto del podio en Trujillo 2013. La clave del éxito de tu país fue optimizar los recursos financieros que, siendo indudablemente bastante menos cuantiosos que los nuestros, se ejecutaron dentro de un eficiente y bien pensado modelo de olimpismo fundamentado en seis pilares principales: planes específicos de preparación, inversión, seguimiento, apoyo a los entrenadores nacionales, incentivos a los atletas y empleo de ciencia y tecnología.”, comenta el catedrático venezolano. “De tal manera que el bien planificado olimpismo colombiano volvió a noquear en un enfrentamiento del ciclo olímpico a la improvisación del olimpismo venezolano que, por su caos, continúa desaprovechado el enorme talento joven que se encuentra desperdigado a lo largo y ancho del territorio nacional”, añade Ingenuo.   

“Si en condiciones de opulencia nuestro país sucumbió ante el embate de la hermana república, con la depauperada Venezuela actual, y con Santa Marta como sede de los juegos bolivarianos que esta noche suben el telón, se exhala un tufo de nuevo fracaso para la dictadura de Maduro”, señala Incrédulo al incorporarse a la conversación.  

(٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo       

      aemora@gmail.com, @amoramarquez