Burla deportiva

Por: Ramsés Uribe…

Seriedad deportiva. Es bien sabido que desde siempre los seguidores, fans, hinchas, fanáticos y admiradores incondicionales o eventuales de los admirables atletas de cualquier disciplina deportiva, hacen votos por el éxito y bienestar de sus ídolos. En los países occidentales demócratas generalmente los practicantes del ejercicio físico y recreativo no sólo son admirados e idolatrados quizás excesivamente, sino que además son recompensados proporcionalmente y con creces. ¿Viven bien los atletas del mundo libre? Indudablemente que sí. Inclusive los aficionados amateurs que por lo general son estudiantes, pueden obtener sendas becas con increíbles beneficios con tal de practicar con total dedicación a una especialidad deportiva. Deben ser excelentes estudiantes junto con su deportividad haciendo una dupla bien equilibrada y perfecta. Los sueldos que llegan a percibir los muchachos son multimillonarios, llegan a ganar más que la suma de ingresos de toda la vida de sus padres y antepasados juntos. Logran tener su propio reality show; son verdaderas estrellas del espectáculo deportivo mundial. Los paparazzi los persiguen con inclemente efusividad hasta obtener la ansiada foto de portada. Por cierto, algunos de ellos son venezolanos grandes ligas del beisbol.

   

Por contraste y sin embargo, desde hace una veintena de años en Venezuela se ha venido deteriorando significativamente el nivel de vida de los ciudadanos. No es casualidad el efecto nefasto del socialismo del siglo XXI de este período oscuro de la historia contemporánea. Tampoco lo es que el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social (2022) registró  el primer semestre del presente año, 3892 protestas de los venezolanos relacionadas con exigencias de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. ¿Cuál es el poder adquisitivo de los deportistas criollos? Muy poco o ninguno. Si ganan un sueldo mínimo no pueden satisfacer sus necesidades básicas ya que el monto de la canasta básica está muy por encima del ingreso del atleta. La conocida y sufrida situación país, que es denominada técnicamente como emergencia humanitaria compleja, ha golpeado también a los deportistas criollos. Junto con los docentes, personal de salud y demás funcionarios públicos, constituyen los héroes anónimos empobrecidos casi hasta la mendicidad burocrática. El irrespeto a los derechos humanos de los que practican las disciplinas olímpicas y afines es indignante, grosera, injustificada e inclemente. En este sentido y en el caso de las mujeres la situación es incluso peor. Maggy Murphy (2022), una chica futbolista europea, dijo a Deutsche Welle (DW), que los mejores salarios en el futbol son exclusivos para los hombres sin considerar a las féminas y que se debe valorar el deporte femenino no únicamente mejorar sus bajos salarios.

       

El desprecio al deporte ha sido denunciado por José Rujano (2022), destacadísimo atleta del ciclismo nacional, en una entrevista con el periodista emeritense Jorge Villet, declaró que fue objeto de un burdo engaño cuando tuvo que invertir una cuantiosa suma de unos 170 mil dólares aunado a su dedicación profesional como asesor y promotor para fortalecer el deporte nacional y hasta la fecha no le han cancelado. Otro caso fue expuesto por Crónica.uno (2022) donde un grupo de jugadores de futbol criollo en el que quejaron de la falta de pago y deudas a sus clubes nacionales.

 

Valor deportivo. La gloria de los deportes de venezolanos en el extranjero en la que han descollado y triunfado, gracias a su propio esfuerzo y al sacrificio denodado de sus familiares, amigos, simpatizantes y mecenas públicos o privados. Gracias a Dios, efectivamente, las grandes corporaciones ofrecen jugosos contratos a los atletas que les cambian la vida por completo. En muy poco han tenido que ver las políticas deportivas de los entes oficiales  para el éxito de los esforzados deportistas.

 

Es buen momento para rescatar la importancia de la gente que se ejercita desde la educación física en todo el sistema educativo, pasando por los aficionados hasta culminar con los atletas de alta competencia. Todos deben ser valorados en su justa medida  o mejor si es posible. En primer lugar por el hecho de pertenecer a la humanidad ya merece un trato respetuoso y una vida digna con todos los derechos humanos incluidos. En segundas, por ser una persona dedicada a la cultura física deportiva que implica un tremendo esfuerzo y sacrificio, como versa la canción: sangre, sudor y lágrimas. Porque entrenar durante muchas horas a la semana relegando la diversión social, alejarse de la familia, y hasta cambiar la forma de alimentarse, no es fácil. Tercero, representar a un país implica mostrar y vivir con autenticidad; reflejar una conducta  intachable y con todos los valores necesarios incorporados dentro de su mochila, como la responsabilidad, la constancia, la seriedad, la dedicación y el esfuerzo, entre otros,  es bien difícil. Ser deportista es sin duda una forma y estilo de vida maravillosa. Es como una vida monacal, religiosa; es la renuncia de la pereza y la comida chatarra, en donde se cambia la sotana por la franela, el short o el mono. El templo se convierte en la cancha o el gimnasio. La cruz es ahora el balón y el sermón se vuelve movimiento muscular estilizado hacia la meta. Nuestros atletas, al igual que todo ciudadano, merecen respeto y consideración lo que se concretaría en un alto nivel de vida como Dios manda, no al estilo de algunos gobiernos y políticos demagogos latinoamericanos. De ahí la necesidad de reivindicar los derechos de todos los ciudadanos criollos, como ocurrió con el pago tardío del bono vacacional y recreativo, pero todavía faltan muchos beneficios socioeconómicos. Esta injusta situación es una burla de vieja data contra los deportistas y se hace extensiva al resto de la población.

Profesor de la ULA

Correo: ramaseum@yahoo.com

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30-8-2022