Caída del precio del petróleo podría acelerará el cambio político en Venezuela

Los norteamericanos miran las gigantescas reservas petroleras mencionadas, porque están en su ámbito regional y los costos de producción son menores que los de esquistos.

Una economía mundial enfriándose y una alta oferta de petróleo por parte de EEUU, Arabia Saudita y Rusia, harán que los precios del hidrocarburo sigan a la baja. La caída del precio del petróleo se convierte en un factor que puede obligar a acelerar el cambio político en Venezuela. actualmente el petróleo WTI, cotiza en 56,55 dólares.

La salida de Libia, de Venezuela y una parte de la producción de Irán, del mercado mundial de petróleo, no ha significado que los precios suban. La razón es que los sauditas, rusos y norteamericanos mantienen las bombas a toda marcha.

El caso de EEUU es muy particular. En Texas, la producción de petróleo de esquistos sigue aumentando el volumen. Los norteamericanos bombean más y ahora exportan petróleo, pero los productores no convencionales lo hacen gracias a un artificio financiero.

Se infla una burbuja

La producción de esquistos no es lo suficientemente rentable para sostenerse a menos que el precio del petróleo esté sobre 80 dólares. Gracias a las tasas de interés cerca de 0%, y la emisión de dinero de la Reserva Federal para mantener a flote a los bancos norteamericanos, los petroleros no convencionales producen usando el endeudamiento.

La deuda del sector ya supera los 200 mil millones de dólares. Los productores se encuentran encerrados en una situación incómoda. Para honrar los créditos, aumentan el bombeo, para compensar por volumen, pero esto al mismo tiempo hace que el precio del petróleo siga bajando.

Cuando el precio del petróleo cae, para evitar cerrar las operaciones, los petroleros de esquistos, recurren a más endeudamiento, todo esto, dentro de un círculo vicioso.

Crisis previsible

En algún momento la situación se hará insostenible, porque el aumento desmedido de la oferta hará que los precios caigan. Esas operaciones sólo podrían extenderse si hay más crisis en países petroleros, como sucede en Venezuela, Libia e Irán. Tarde o temprano, cuando los precios no den para cubrir las operaciones y tampoco para pagar el altísimo endeudamiento, hasta allí habrá llegado el petróleo de esquistos.

Echar mano de Venezuela

El trasfondo de la actual crisis venezolana, son las gigantescas reservas de petróleo en la Faja del Orinoco y su relación con la cuenca petrolífera de Guyana-Surinam. Por una parte Rosneft, la petrolera rusa, avanza en el lado venezolano, por la otra, Exxon Mobil en Guyana. Son las principales compañía de EEUU y Rusia.

El régimen de Nicolás Maduro está actualmente sancionado por EEUU, mientras Rosneft lleva adelante operaciones, con licencia del Departamento del Tesoro. En el pulso geopolítico y económico, ambos países, a través de sus compañías, debaten el futuro energético de la nación sudamericana, así como el de su política o democracia.

Guyana reclama el Esequibo, con apoyo de Exxon Mobil. En los bloques petroleros ya explorados hay varias naciones y empresas, incluyendo a los chinos. Rosneft ha sido punta de lanza para presionar a un sector de EEUU, de modo que los norteamericanos se retiren de Ucrania y así estos minimizar su presencia en Venezuela.

Una ex funcionaria del gobierno de Donald Trump, declaró en EEUU en un interrogatorio sobre el “impeachment”, que desde Rusia se hizo la propuesta de cambiar a Ucrania por Venezuela, pero que los norteamericanos no aceptaron.

Una salida en desarrollo

El presidente de EEUU, Donald Trump, en su cruzada contra China, ha declarado una guerra comercial, que tiene efectos de recesión sobre la economía global. Pero el mundo tiene una crisis adicional, que es la del alto endeudamiento, las tasa de interés negativas y la emisión de dinero.

Los norteamericanos miran las gigantescas reservas petroleras mencionadas, porque están en su ámbito regional y los costos de producción son menores que los de esquistos. La caída del precio del petróleo conduce al cierre de los productores no convencionales, que dejaría a los sauditas y rusos, como únicos “amos” del mercado energético global.

El desplome de los productores de esquistos, con países de la OPEP, sin capacidad de producir, haría rebotar los precios del petróleo a tasas record, lo que generaría otra crisis mundial, junto a la que ya existe en desarrollo con la deuda y el dinero fiduciario.

Producir la salida de la crisis venezolana, para tomar el control del petróleo en Venezuela, se convierte en una prioridad para el sector petrolero norteamericano que apoya a Trump. En esto hay negociaciones con los rusos y visto como Rusia acepta la presidencia encargada de Jeanine Añez en Bolivia, queda claro que los acuerdos están avanzando.

Cambio económico primero

En Venezuela se desarrolla un cambio económico. El régimen de Nicolás Maduro, bajo mandato de los rusos, ha liberado el dólar, los precios, las importaciones y exportaciones, ahora entra en el terreno bancario al liberar las tasas de interés de los créditos comerciales.

Aunque la situación económica aun es difícil para las mayorías, el desabastecimiento se ha reducido, el sector privado paga mejores salarios, la hiperinflación, que persiste sigue desacelerando. La Asamblea Nacional reportó una inflación interanual de 24.000%, pero que el mes pasado estaba en 165.000%.

Lo anterior indica, que se prepara el terreno para crear condiciones económicas para abordar el cambio político. Rusos y norteamericanos coinciden en que la economía de Venezuela debe ser libre, aunque todavía falta lo esencial, las privatizaciones. (Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla)