Calles y avenidas de Mérida invadidas por vendedores ambulantes.

Camiones, camionetas y hasta carros,

Pareciera que nuestra Mérida se ha vuelto ingobernable. Los problemas a los que nos enfrentamos los que vivimos en esta ciudad que en otros tiempos fue ejemplo de tranquilidad y ornato, muestra ahora un aspecto feo, descuidado  y pese a los esfuerzos  que hace el gobierno regional por solucionar alguno de los problemas, cada día se hace más evidente que los mismos superan la capacidad de respuesta  de las autoridades.

La falta de recolección de desechos sólidos, los huecos en las calles, el deterioro de alumbrado eléctrico que aunado a los constantes apagones hacen de Mérida un sitio oscuro y peligroso; los indigentes comiendo de la basura, la falta de transporte, la escasez de alimentos y las largas y humillantes colas para comprar aunque sea un pan, los animalitos abandonados a su suerte, el mal comportamiento de los ciudadanos que arrojan por donde sea  las conchas de sus cambures, casi el único alimento que se puede adquirir, la odisea de hacer cualquier gestión ante un organismo público ,dónde todavía hay empleados que maltratan a los usuarios, son algunas de las muchas situaciones estresantes y agobiantes que se presentan diariamente. 

A este panorama desalentador, ahora, hay que añadirle un fenómeno que se está presentando con la gran cantidad de camiones, cuyos dueños, sin ninguna consideración a los transeúntes, ni al flujo automotor, estacionan sus vehículos (camiones y camionetas, por lo general) sobre las aceras o en gran parte de las vías para vender sus productos: plátanos, verduras, hortalizas, azúcar, panela, son comercializados en plena calle, sin el menor respeto a las leyes .Así, en una especie de mercado ambulante, el caos se produce y a nadie parece importarle. Intente bajar por la avenida 2 y constatará, que incluso, chóferes que no tienen sentido común, se paran para hacer sus compras, o preguntar precios sin bajarse de su carro, y sin afectarles  que se forme una cola detrás de ellos.

La ingeniera Carmen Mora comenta que hace pocos días, presenció como un señor con su esposa, se  detenían para preguntar por el precio de los plátanos y “tan tranquilos”,  los conductores, le tocaban corneta y ellos como si nada. Lo peor-dice Carmen Mora -es que también venía una ambulancia y aunque tocaba la sirena, los ocupantes del carro, se tardaron todo el tiempo que les vino en ganas. No hay derecho, refirió indignada .Esto es una total anarquía. Un país que se está destruyendo ante nuestra mirada indolente y unos ciudadanos indolentes que no se comportan cívicamente.

Las personas tienen todo el derecho a buscar su sustento. Los agricultores tienen derecho a vender sus productos, pero debe haber una forma para solucionar el problema que significa la ocupación indebida de espacios públicos y no aptos para este tipo de ventas sin control.

Las autoridades municipales deberían buscar un sitio apropiado, un estacionamiento grande, por ejemplo,  que ofrezca condiciones para que tanto vendedores como compradores se beneficien, sin entorpecer a otros. Las calles y avenidas son para que circule el tránsito libremente, las aceras son para el resguardo de los peatones. Así debería ser.