Los efectos negativos de la estatización de las empresas que regentan los servicios públicos en Venezuela se resiente con más ahínco en los últimos meses, en diferentes estados del país la falta de luz, agua potable y gas doméstico, son las dramáticas constantes que se repiten en el día día de cualquier ciudadano venezolano.
El estado Mérida no es la excepción en cuanto al colapso de los servicios públicos ya sea por falta de mantenimiento o ampliación de infraestructura de los diferentes esquemas de servicio.
Obligados a vivir como en la época de las cavernas permanecen los venezolanos a lo interno del país, en una lucha constante por la obtención de los bienes y servicios más básicos y comunes en pleno siglo XXI.
15 estados sin suministro de energía eléctrica es la cifra que apenas ayer fue noticia no solo nivel nacional, sino, internacional dado lo insólito del hecho, sobre todo sí se compara con otros países de la región, e incluso, con la mayoría de los territorios del mundo.
En lo que concierne al sistema eléctrico nacional, los cortes de energía se han caracterizado por ser cada vez más prolongados y afectar una mayor extensión de terreno, el país ha vivido diferentes cronogramas de racionamiento en distintos periodos, sin embargo, actualmente es más el tiempo que la gente pasa a oscuras que perciben los beneficios de la luz eléctrica.
En cuanto al líquido vital, además de problemas de flujo, otra incidencia constante y preocupante radica en la obsoleta capacidad para tratar el agua y que ésta sea verdaderamente consumible por los seres humanos.
Y el gas doméstico simplemente brilla por su ausencia en la mayoría de los hogares de un país cuya subsistencia depende de las actividades petroleras, este derivado del petróleo es un lujo que solamente se consigue fácilmente pagándolo en el mercado negro. LP-CC