Las fuertes y persistentes lluvias que han caído sobre el estado Mérida durante los últimos días no solo dejaron a su paso anegaciones y daños materiales, sino que destaparon una problemática latente, el colapso generalizado del sistema de alcantarillado de la ciudad. Calles convertidas en ríos de agua turbia y maloliente, e inundadas por aguas servidas, son la evidencia más cruda de la urgente necesidad de un plan masivo y sistemático de limpieza y mantenimiento de la red de drenaje.
El desbordamiento de sumideros y quebradas, visible en sectores como la Avenida Andrés Bello, el centro de la ciudad y diversas urbanizaciones, ha sido atribuido por expertos y residentes a la acumulación de sedimentos, basura y desechos sólidos que obstruyen los conductos, reduciendo su capacidad de conducción hídrica al mínimo.
Mientras las autoridades apuntan a la falta de recursos, los expertos y las comunidades hacen un llamado a la corresponsabilidad. Es vital que la ciudadanía entienda que las alcantarillas no son basureros. El arrojar desechos sólidos a la calle es el principal factor de las obstrucciones.
Mérida requiere un programa de saneamiento integral que combine la inversión en equipos y la modernización de la infraestructura hidráulica, con una campaña de educación ciudadana y un cronograma de mantenimiento permanente. Mientras esto no ocurra, la ciudad y sus habitantes seguirán a merced de cada nueva lluvia, con el fantasma de las aguas servidas inundando sus calles y hogares.
Redacción C.C.
24-10-2025




