¡Saludos Amigos!
Celebrar el aniversario de una institución debe ser un momento de alegría, de reconocimientos y de espíritu fraternal. Mérida se puede enorgullecer de tener una de las universidades más antiguas del país y una Facultad de Arte que se ha mostrado siempre muy creativa y versátil, actualmente dirigida por el Doctor Jorge Torres. ¡Este mes de marzo, la ULA cumple 232 años, es decir, más de dos siglos de tremenda trayectoria, de labor, de exigencia, de proyectos y de éxitos!
Inicialmente, la orquesta Sinfónica de la ULA, fundada en junio pasado, debía ofrecer bajo mi dirección un gran concierto aniversario con obras hermosísimas de Félix Mendelssohn, este compositor alemán del siglo XIX que presenté en mi crónica anterior. Lamentablemente, el concierto fue cancelado debido a un grupo de estudiantes irresponsables que no se presentaron a los ensayos previstos en el cronograma de estudios. Una vez más, este incidente nos recuerda que la vida colectiva de cualquier sociedad (y una orquesta es una pequeña sociedad) es sumamente exigente. Vivir de la manera más egoísta del mundo sin consciencia colectiva, sin el sentido mínimo del interés general, sin darse cuenta que todos nosotros somos dependientes unos de otros, es condenarse a vivir en una sociedad primitiva, sin futuro, sin crecimiento, sin esperanza. Es aceptar bajar al nivel de la barbarie de la jungla.
A los jóvenes músicos que perjudican a una institución académica y a sus compañeros de estudio, con un comportamiento incalificable, les quisiera decir que no son dignos de ser músicos y no pueden pretender servir a la Música, esta belleza eterna que Dios regaló a la humanidad, a los hermanos que somos y que deben aprender a vivir juntos y respetarse. Ser músico, es ante todo, tener una ética, una consciencia aguda de nuestra misión, de nuestra humildad frente a los genios que dejaron obras maestras para la eternidad. Entrar en una carrera de músico profesional, es aceptar dedicar su vida a estudiar, a trabajar con pasión, amor y generosidad, sin importar cuál sea su estado de ánimo. También, es ofrecer lo mejor de su alma y corazón para dar vida a unas notas que esperan el soplo de Dios para animarse. Ser músico, no es un título que se compra o se obtiene sin una labor tremenda, se trata de algo mucho más sutil: ¡se merece!
Celebrar el aniversario de una universidad nos ofrece la oportunidad de meditar sobre la suprema importancia de la enseñanza, de la pedagogía, especialmente en un momento de crisis, en un país que ha perdido el sentido más profundo de los valores humanos que representan la base de cualquier civilización. Tenemos la responsabilidad de recordar de manera permanente a los estudiantes el buen camino, la buena actitud, el sentido de la ética profesional, exigir lo mejor de ellos, para ayudar, humildemente, a la construcción de un país, a la construcción de generaciones bien preparadas, que podrán afrontar el futuro y actuar como adultos responsables y conscientes. A pesar de la adversidad y la falta de respeto, jamás podemos abdicar, es nuestro deber, nuestra misión, igual que la misión de los médicos es salvar vidas humanas. De cierta manera, enseñar supone una fe absoluta en la transmisión, en lo sagrado de la transmisión, sabiendo que transmitir significa aprender de sí mismo…
Aunque este concierto ha sido cancelado, les propongo profundizar su conocimiento del compositor Felix Mendelssohn, que me fascina tanto. Había seleccionado para este concierto aniversario dos obras pilares de su corpus sinfónico: de un lado, la obertura de “Las Hébridas Op.26”, una de las primeras piezas de la historia de la música (antes del “Mar” de Debussy) que describe el movimiento de las olas, y del otro lado, la suntuosa sinfonía N°3 en la Op.56 “Escocesa”, que Mendelssohn compuso después de un viaje a Escocia, el país del famoso escritor Walter Scott. Reconocida como una de las grandes sinfonías románticas, dicha obra tiene la particularidad de que cada movimiento se encadena con una fluidez musical sumamente natural.
Ambas obras reflejan el genio orquestador de Mendelssohn, gracias a su conocimiento preciso de las posibilidades técnicas y expresivas de cada instrumento, gracias a su ciencia de los colores y el don maravilloso del canto que irriga el ensamble de sus obras. Sin embargo, hay que destacar que su experiencia como director de orquesta fue decisiva para afinar su pluma creativa. De hecho, él fue uno de los primeros grandes directores de la historia de la dirección orquestal. Director titular de la famosa orquesta del “Gewandhaus de Leipzig” (cuidad ubicada en la parte este de Alemania), fundada en 1743 por Johann Friedrich Doles, Mendelssohn metamorfoseó dicha agrupación en una de las mejores orquestas de Europa, que hoy en día sigue siendo una de las orquestas más reconocidas en el mundo, por su sonido tan particular, de un profundo y emocionante color.
A continuación, les propongo oír las obras inicialmente previstas para el concierto de la Orquesta Sinfónica de la ULA, así como también obras corales, que marcaron un paso importante en la evolución del repertorio coral.
¡Hasta luego!
Christophe Talmont
Director Musical
Orquesta Sinfónica de Los Universidad de Los Andes
Claudio Abbado «Overture «Die Hebriden» Mendelssohn
https://youtu.be/LdU_hDbxftk?list=RDLdU_hDbxftk
Mendelssohn: Symphony No. 3 ‘Scottish’ – Harnoncourt/Chamber Orchestra of Europe
Mendelssohn: Elias (Part 1) Theo Adam, Elly Ameling, Peter Schreier, Annelies Burmeister