Saludos Amigos
En su libro “La música despierta el tiempo”,el famoso pianista y director de orquesta argentino Daniel Baremboim, cuenta una anécdota muy pertinente. Con tan solo 13 años, hizo su debut en Londres tocando el Concierto en La Mayor de Mozart. Durante un ensayo, el gran director de orquesta austríaco Josep krips, quien lo acompañaba, le dijo no confundir el sonido de Beethoven con el de Mozart y tuvo esta frase extraordinaria: “La música de Beethoven va hacia el cielo, la de Mozart viene del cielo”. Esto podría sonar un poco grandilocuente, pero yo creo, al contrario, que esas palabras resumen perfectamente el alma de la música de Mozart, su genio absoluto y esta mezcla tan increíble de ligereza y profundidad.
El viernes pasado, al dirigir con la Orquesta Sinfónica de la ULA y la Coral de Trabajadores, el motete “Ave Verum” de Mozart, no podía ocultar este recuerdo. Esa obra, escrita seis meses antes de la muerte de este genio, sí parece venir de la mano de Dios. Su pureza de lenguaje armónico y contrapuntista y su proporción maravillosa expresa de un solo soplo el misterio de la muerte de Cristo, abriendo la puerta del cielo y del paraíso a la humanidad.
Y que tal Hadyn? ¿Porqué no tocamos más su música? o mejor dicho, ¿porqué no tenemos el coraje de confrontarnos con este “Everest” musical de manera más regular?
Mozart encarna el niño prodigioso, chistoso, de humor siempre alegre, para el cual nada era serio, que ha sublimado todas las estructuras musicales existentes en su época, dejando a la humanidad unos manuscritos sin la menor raya…ósea, como si su escritura hubiese sido enviada directamente de la mano de Dios, es decir, de la perfección divina.
Haydn, al contrario, encarna la seriedad, la labor sumamente estudiada, el maestro de los maestros, el profesor de Beethoven. La imagen del “viejo Haydn”, que murió cuando contaba 77 años, ha ocultado durante muchas décadas el genio de este compositor, reconocido como el más grande compositor de Europa y verdadera figura de leyenda en sus últimos años.
Joseph Haydn (1732-1809), alumno del compositor italiano e ilustre profesor de canto de los castrati NicolóPorpora, ofreció sus cartas de hidalguía a todas las formas musicales, especialmente en la Sinfonía Clásica, de la cual compuso 104 opus. Creador entre los genios de la historia de la música, Haydn deja una obra musical gigantesca, de una variedad ejemplar: no solamente el corpus sinfónico,sino también 62 sonatas, 68 cuartetos, 13 óperas, conciertos, obras de música de cámara, 14 misas, 3 oratorios, los más hermosos de la historia de la música, entre estos, la famosa “Creación” y “Las Estaciones”, paisajes musicales de una frescura y vida impresionante.
Por otro lado, sería irreverente olvidar una de las características mayores de su temperamento y de su escritura musical, a saber el humor!Haydn, antes de Rossini y Offenbach, es el primer compositor que usa el lenguaje musical al servicio del humor, o para transmitir un mensaje,como por ejemplo en la famosa sinfonía “Los Adiós”, la n°45. En su último movimiento, los instrumentistas se van uno detrás del otro, marcando así su desaprobación al Príncipe Esterhazy (el mecenas y empleador de Haydn) que exigía tener a sus músicos durante largos meses lejos de su familia.
Mozart y Haydn, caso muy raro en la historia de la música, tuvieron una relación de una profunda y sincera amistad, llena de admiración recíproca. Ambos nos dejan a menudo delante de una exigencia abismal para lograr sus obras, pero, no por la misma razón. Mozart nos fascina y nos desconcierta por su sencillez infantil y divina, su mezcla eterna de ligereza y profundidad. Haydn, no menos exigente que Mozart, nos desconcierta por su espíritu, su humor, su sentido del misterio, algo más maduro, más adulto…
Les dejo descubrir el mundo musical de Haydn con unos fragmentos que ilustran el genio de este maestro eterno.
¡Hasta luego!
Christophe Talmont
Director Musical
Orquesta Sinfónica de la Universidad de Los Andes
https://www.youtube.com/watch?v=KXctarOxRz8
https://www.youtube.com/watch?v=PhxZhDV9KHM
