Saludos Amigos!
Fiel a mis amores, tendré nuevamente el placer de dirigir unas obras de Felix Mendelssohn, pronto en Mérida, con la Orquesta Sinfónica de la ULA, en el marco del 232° aniversario de esta ilustre institución; un concierto que presentaré en la próxima crónica.
Mendelssohn es un compositor que me acompaña desde mi infancia. Tuve el chance de descubrir su vasto corpus, poco a poco, como corista, clarinetista (con el repertorio sinfónico y el de música de cámara) maestro de coro y director de orquesta. Así, con el paso del tiempo, me pude forjar una visión global de su obra, y entender más su escritura, su espíritu, su personalidad.
Primer nacido de la generación de 1810, que ha visto despuntar un puñado de genios (Schumann, Chopin, Liszt, Wagner…), Mendelssohn fue un músico excepcional que ha literalmente cautivado el continente europeo durante 30 años, no solamente por su talento de compositor, sino también por su personalidad artística de una riqueza única en la historia de la música. Compositor genial, incomparable pianista, suntuoso organista, violinista, violista, cantante (tenor), director de orquesta magnético, diseñador y pintor de acuarelas, hablando la mayoría de las idiomas europeas sin olvidar el domino absoluto del latín y griego, Mendelssohn, gracias a su inmensa cultura literaria y filosófica, ha mantenido relaciones estrechas con todos los grandes espíritus, los grandes pintores y compositores de su época. Nieto del filósofo alemán Moses Mendelssohn (el primero que tradujo la biblia en alemán), Felix Mendelssohn fue la luz de su tiempo, descrita en los siguientes términos por su amigo Robert Schumann, el compositor romántico por esencia: “Es el Mozart del siglo XX, el músico mas límpido, el que revela de manera más clara las contradicciones de su tiempo y el primero que las reconcilia.”
Suele subrayar el dualismo de los románticos, y Mendelssohn no escapa a esta dimensión que define su personalidad compleja, a pesar de la transparencia, de la “evidencia” que emanan de sus obras. Clásico de la cabeza, romántico del corazón, Mendelssohn recibió una educación musical de una calidad extraordinaria, gracias a la enseñanza preciosa del maestro Carl Friedrich Zelter, discípulo de Juan Sebastián Bach, uno de los padres fundadores de la música clásica; de cierta manera, la biblia del lenguaje musical clásico! El mismo Zelter, amigo íntimo del famoso filosofó Goethe (el ídolo del pueblo alemán), favorecía también el crecimiento intelectual del joven Félix y organizó su primer encuentro con el poeta y escritor.
A la luz de estas precisiones, uno entiende más el lenguaje que Mendelssohn desarrolló en su obra global. De un lado, una arquitectura y una escritura sumamente dominada (con muchas referencias a la obra de Bach) y del otro lado, las palpitaciones estremecedoras de un alma romántica, extremamente educada, que no se pierde en el Egotismo Romántico, “para conjugar al grado supremo estética y ética” (Brigitte François –Sapey, musicólogo francesa).
Dos caracteres iluminan su trayectoria creativa, el mundo de las hadas y la solemnidad. Pero, en ambos mundos, Mendelssohn devela su genio de orquestador que ha fascinado a sus contemporáneos y las siguientes generaciones de compositores, hasta Richard Strauss, que recomendó en su texto humorista “Los 10 mandatos” (inscritos en el libro de oro de un joven director):” Dirige Salome y Electra como si fueran de Mendelssohn, una música de hadas”…
La obertura del “Sueño de una noche de verano” (inspirada en la pieza de teatro de Shakespeare), escrita cuando contaba 17 años, reveló al mundo musical el nacimiento de un nuevo genio, gracias a una orquestación mágica, de una precisión y economía estupendas, y de una transparencia que quedará como marca de fábrica de Mendelssohn.
Profundamente alemán, Mendelssohn lo era. Pero, pocos músicos alemanes tuvieron este sentido de la transparencia, de la luz, de la urgencia trepidante que anima con fiebre numerosos finales, escritos en unos colores otoñales.
A continuación, les dejo deleitarse de unos extractos muy emblemáticos del encanto incomparable de este compositor que adoro.
Hasta luego!
Christophe Talmont
Director Musical
Orquesta Sinfónica de la Universidad de Los Andes
Mendelssohn A Midsummer Night’s Dream Overture Op.21 by Masur, LGO (1997)
Mendelssohn: 4. Sinfonie (»Italienische«) ∙ hr-Sinfonieorchester ∙ Paavo Järvi