Con fundamento: Comunicaciones e incomunicaciones

Por: Bernardo Moncada Cárdenas…

De cuando las “cúpulas podridas” estaban en pañales y no como están ahora, ‘reloaded’, mañosas y crecidas, recuerdo el slogan publicitario “CANTV une a Venezuela”. Con el ácido humor que los venezolanos destilamos cuando hablamos de los gobiernos, comentaba quien escribe: “Eso es verdad, pregunten a todos los venezolanos qué opinan del servicio telefónico”. Contábamos entonces, entre otras facilidades, con discado directo internacional, atención al público las 24 horas, dotación inmediata de líneas incluyendo un equipo básico gratuito, y empezaba a abrirse camino la internet. La comunicación, sin embargo, era imperfecta y muy de vez en cuando se caía la línea. Y nos quejábamos.

Hoy saboreamos el jugo amargo de aquellas impaciencias. Llegó la era de la telefonía celular y el uso de teléfonos inteligentes va supliendo el de los que llamamos “fijos”. Era de esperarse que las operadoras privadas aliviaran la carga de CANTV y compitieran con ésta en la prestación de un mejor servicio, pero se ha decidido centralizar e intervenir la red de operadoras en una única estrategia controlada por el gobierno. En lugar de una política de telecomunicaciones futurista y eficiente, estamos sometidos a una  siniestra estrategia de incomunicación y censura. En el psicótico periodo de historia que transitamos desde el 2000, costosas iniciativas comunicacionales han sido los satélites y el cable submarino. El satélite VENESAT-1 (Simón Bolívar) ha sido el primer satélite artificial del Estado venezolano. Lanzado desde China, lo administra el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología a través de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE). Como los Big Brother rusos rechazaron los términos en los cuales se proponía que gestionasen su funcionamiento, el Estado venezolano acordó que China lo hiciera. Supuestamente, técnicos venezolanos serían capacitados en tecnología satelital, desarrollo del software y formación técnica para el manejo del satélite desde tierra, con la idea de lograr tecnología propia. Los venezolanos pusimos “en órbita” 400 millones de dólares para, supuestamente, ofrecer a nuestro país “mayor independencia tecnológica y de transmisión de datos”. Poco, realmente ha servido ese artilugio que ya llega a pronta decrepitud.

Otro tema es del cable submarino para internet.  En 1999 publicaba el portal CANTV: “CANTV conectó a Venezuela al Sistema de Cable Submarino Panamericano, el cual permite el enlace de nuestro país con los del Pacífico Sur y Estados Unidos, en lo que constituye el proyecto de telecomunicaciones de mayor envergadura de América” (01/02/1999). 7.300 kilómetros de fibra óptica unieron a Venezuela con Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Chile y Aruba con buenas ventajas. Además, el cable brindaba “una ruta alterna por cable submarino hacia Estados Unidos”. La CANTV, destacaba que “el cable Panamericano contribuye a consolidar a Venezuela como centro de tránsito y distribución de servicios de telecomunicaciones internacionales en el área del Caribe”, garantizando “la continuidad de las telecomunicaciones.”  El gobierno chavista optó por otra alternativa: se creó una empresa mixta, conformada por la estatal de telecomunicaciones de Venezuela (TELECOM) y la cubana TRANSBIT. El objetivo que doraba la píldora era la activar un cable submarino que conectara a ambas naciones, así como a otros países del área caribeña, y que permitiese “una mayor independencia en las comunicaciones.” En febrero de 2011, el cable submarino de fibra óptica del sistema Alba I, llegó a Cuba. El pueblo cubano ganó algún acceso a internet con salones de comunicaciones bajo control gubernamental, y el régimen castrista ganó potestad unilateral sobre el sistema que sustituyó al panamericano en Venezuela ¡Y se quejaba Chávez de que el 40% de la CANTV estuviese en manos privadas!

Nuevos satélites han sido lanzados. Mega-inversión tras mega-inversión, se hace evidente que la posibilidad de utilizar los recursos que ofrece la tecnología se nos niega cada vez más. Entre TELECOM y CANTV, sostienen una espada de Damocles sobre todos y cada uno de los venezolanos usuarios de telefonía celular inteligente, además de la intencional negligencia con que se induce el deterioro de la plataforma de internet.  Es tan obvio, que Rubén Alexis Hernández, nada menos que en portal chavista ‘Aporrea’, escribe: «En los últimos meses ha venido ocurriendo una lamentable situación en Venezuela: el robo masivo del cableado… para la prestación de los servicios de telefonía fija y de Internet. A simple vista parecería la obra de unos cuantos delincuentes…, conocedores de los precios elevados de los materiales con que se elabora dicho cableado; no obstante esta situación irregular y desgraciada, que ha afectado… a numerosas familias venezolanas, coincide con el progresivo control que el Gobierno «revolucionario» de Maduro ha tenido sobre las comunicaciones, en un periodo de ira popular creciente debido a la fuerte crisis económica que azota al país».

Paulatinamente se impone el verdadero bloqueo a Venezuela: el bloqueo de la comunicación y la libre expresión.