EN HOJA APARTE
MAESTRO MONAGAS EXALTADO POR LA ACADEMIA
Los méritos de un maestro, no pueden desdeñarse. Están ahí. Su obra, es viva pues sus discípulos representan su sapiencia convertida en las reflexiones a partir de las cuales se patentiza la educación transmitida mediante el proceso enseñanza-aprendizaje. No importa donde ese maestro brinde sus frutos. Sin embargo, hay maestros que además tienen el ímpetu necesario para propagar la suficiente motivación que inspira la construcción de realidades que luego se tornan tan categóricas que alcanzan a ser históricas. Fue así con los alumnos que siguieron el pensamiento de aquellos intelectuales por quienes el mundo dejó de ser tan nebuloso como obtuso. Igual, puede decirse de maestros tan contemporáneos como José Miguel Monagas quien sirvió desde la Escuela tanto como desde la Universidad venezolana. Reconocer tan honroso desempeño, es propio de quienes tienen plena conciencia del significado que envuelve al hecho educativo. Los miembros de la Academia de Mérida, en tanto que igualmente maestros compenetrados con los valores que exhorta la educación, rindieron hermoso homenaje a este quijote de la educación venezolana, José Miguel Monagas quien a decir del escritor Luís Enrique Izaguirre, “su corazón fue tan grande como el Cuyuní y su mente lúcida y amorosa como la altura del balatá”. Amigo y compañero de ideales del también insigne maestro, Luís Beltrán Prieto Figueroa, el Dr. Monagas, consagró su vida a la educación entendida como proceso sociopolítico y fundamento cultural del desarrollo de todo pueblo que apueste a su desarrollo y progreso. José Miguel Monagas, fue incorporado al “Archivo de la Ciudadanía Merideña”. Por ello, su nombre fue elevado al Mural de la Excelencia Académica inmortalizando más aún el recuerdo que su familia, amigos y alumnos guardan de él. En momentos que esta académica corporación emeritense celebra su XX aniversario, vaya la gratitud por delante a tan honorable decisión. Hoy, Mérida también se honra por tener al Maestro Monagas exaltado por la Academia.
PAÍS INCENDIADO
Con un gobierno bajo sospecha de cuanta contravención venga levantándose en perjuicio de la precaria democracia que todavía queda en el aire del país nacional, agravantes conflictos pueden devenir en graves momentos de crisis política, económica y social. Según lo que puede apreciarse de una primera lectura ante la crítica situación caracterizada por serias protestas incitadas por la contracción de una sociedad maltratada por la sordera gubernamental, el país está en franco declive. Declive éste generado por la absoluta incompetencia de una gerencia pública que poco o nada ha entendido que los problemas que asedian al venezolano responden a razones que sólo pueden explicarse desde la condición mezquina de gobernantes que escasamente ven el mundo a través de la mira telescópica de un fusil calado con ojos de revolucionario trasnochado y enajenado. Tan equivocado enfoque, inspiró un proyecto de gobierno para el cual el país está compuesto por milicianos sometidos, militares aduladores, funcionarios acobardados, militantes del partido de gobierno sectarios, ilusos y adormecidos por el encanto de serpientes de cabeza roja. La decadencia infecta al país de problemas por todos lados. Una infección que se convirtió en epidemia. Y en algunos sectores, se torno en pandemia sin que el organismo de salud o de educación universitaria haya intercedido para aminorar las causas. Por el contrario, la han desconocido a pesar de los llamados de atención hechos públicos y notorios por parte de preocupados venezolanos cuyo interés es un a Venezuela que sepa otear su futuro sin ambigüedades. Sin embargo, el afán de poder es más fuerte que todo intención de gestionar soluciones. Indudablemente, esto ha llevado al país a casi entrar en el rango de un estado de emergencia dado el nivel de catástrofe alcanzado después de evidenciar reacciones tan indolentes como espasmódicas. Mientras tanto, el país continua fracturándose, dividiéndose, quebrándose y arrastrándose luego de ser primero en el ranking de indicadores de desarrollo. Un tanto así para no decir que Venezuela luce cual país incendiado.
“La construcción de una democracia real, no requiere de cuarteles. Menos de violencia y amenazas. Solamente
necesita de universidades de libre pensamiento y autónomas” AJM