Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…
En la conversación sostenida por el Papa León XIV con el colegio cardenalicio el 10 de mayo, entre los temas que subrayó hizo referencia a la religiosidad popular. Su experiencia misionera como agustino presente en todo el mundo y sobre todo en sus largos años en el Perú, constató el valor intrínseco de la piedad popular como señala el documento de Aparecida y la Evangelii Gaudium. Es una forma legítima y válida de expresión de la fe católica. Entre las muchas presencias en este año santo jubilar figura el jubileo de las cofradías con representación de dichas instituciones de todos los continentes.
Las cofradías han sido a lo largo de los siglos la manera más sencilla y encarnada en la cultura de cada pueblo para expresar la fe católica. Además, son la mejor forma del protagonismo laical, ya que están formadas por hombres y mujeres en torno a un oficio y una devoción, con exigencias religiosas pero también culturales y sociales. Todas ellas han practicado lo que hoy día llamamos seguridad social para sus miembros, pero, además, practican alguna forma de servicio a los más pobres de la comunidad. A las responsabilidades cultuales, lo que incluye preparación física y espiritual, atuendos, uniformes, bandas musicales, imagenería…, la devoción que los une les confiere unidad, estabilidad e identidad eclesial y local. No hay pueblo o comunidad cristiana que no tenga formas propias para expresar su fe y conservar su patrimonio tangible e intangible. La presencia de ellas hizo posible la supervivencia del cristianismo en países donde los bautizados fueron perseguidos y execrados, sin presencia sacerdotal. La Venezuela del siglo XIX republicano subsistió gracias a los laicos que mantuvieron las tradiciones y celebraciones religiosas.
Entre nosotros, la herencia hispana, sobre todo andaluza y extremeña, se arraigó en cofradías bajo el patrocinio del Señor, la Virgen y los santos que perduran y se actualizan permanentemente. Recordemos cofradías como la del Nazareno de San Pablo en Caracas o en Achaguas. Del de San Benito de Palermo en el occidente lacustre y en la cordillera; la Virgen del Valle en oriente, la Divina Pastora en Lara, la Chinita en el Zulia, la Consolación en Táriba, la del Carmen en muchos sitios…
Los grupos cofrades proceden de un centenar de países y se dan cita en la Ciudad Eterna. El 17 y el 18 de mayo, las peregrinaciones transitarán por las cuatro Puertas Santas; está previsto un encuentro de todos los peregrinos con las Cofradías de Roma en San Juan de Letrán y la Gran Procesión, con parada final en el Circo Máximo. El domingo, la presencia en la Plaza de San Pedro, con el traje tradicional, en la Misa de inicio del pontificado de León XIV le dará un colorido especial a la primera eucaristía del Papa León XIV en la columnata en el atrio de la Basílica vaticana.
Los peregrinos llegarán de 100 países de todos los continentes, pero se espera que los grupos más numerosos provengan de Italia, España, Estados Unidos, Malta, Francia y Brasil. También se esperan numerosos grupos de peregrinos procedentes de México, Argentina, Colombia, Polonia, Reino Unido, Portugal, Alemania, República Checa, Canadá, India, Indonesia, Filipinas, Chile, Etiopía, Australia y Nueva Zelanda.
Por primera vez estarán en Roma dos de las estatuas más veneradas de los famosos desfiles procesionales de la Semana Santa andaluza: el Santísimo Cristo de la Expiración de Sevilla, – también conocido como el Cristo del Cachorro – obra maestra del barroco andaluz de 1682, de casi 2 metros de altura y transportada en procesión sobre un fercolo sostenido por 42 camilleros, y la Virgen de la Esperanza de Málaga, imagen única en su género, también muy venerada, colocada sobre una base de majestuosas dimensiones y transportada por 270 personas.
No tengo conocimiento de que esté presente alguna delegación venezolana pero es una oportunidad de oro para reflexionar y apoyar nuestras tradiciones religiosas con un estudio concienzudo de su razón de ser, su permanencia y su futuro que en estos momentos de sinodalidad es una invitación a potenciar la vocación bautismal que nos llama a cultivar la alegría de seguir a Jesús y darle una mano a nuestro prójimo y a nuestro entorno para el disfrute fraterno de todos.
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19-05-2025