Las 38 mil gargantas que auparon a la Vinotinto en el estadio Metropolitano de Mérida desde el mismo inicio de su enfrentamiento con los pentacampeones – que por primera vez pisaba el engramado del “Coloso de Zumba” – quedaron enmudecidas ante el cortocircuito de Dani Hernández cuando, al minuto 7, se les fueron las luces al golero venezolano que con su garrafal yerro le permitió a la “canarinha” irse arriba en el marcador. Pero esas bajadas de cuchilla en la luminosidad Vinotinto son situaciones que se han presentado con frecuencia en la selección absoluta y en las que su cuerpo técnico está trabajando para superarlas.
Lo que es inaudito e inadmisible es el apagón que por veintidós minutos se instaló en el engramado merideño. Es así como en el minuto 74 cuando la inclusión de Alejandro Guerra – en sustitución de un apagado “Juanpi” Añor – encendió el bombillo de las ideas del juego vinotinto y a sólo un minuto de la entrada de Rómulo Otero (por el voluntarioso Peñaranda) la oscuridad llegó y se tragó de un solo bocado la cancha del coso futbolístico. Al contrario del silencio que invadió a la multitud con el error de cancerbero criollo, las 38 mil voces indignadas de inmediato, y al unísono, comenzaron con sus cánticos antigubernamentales encabezado con el emblemático “Y va caer, y va caer, este gobierno va caer” para dar paso, sin pausa, el “Fueeera Maduro, fueeera Maduro, Fueeera Maduro”. Los videos mostrando la oscurana se hicieron virales en las redes sociales y la cantidad de teléfonos inteligentes grabando lo que estaba ocurriendo en ese momento, se asemejaban a las velas que acostumbran encender en la “Quinta Vergara” durante el Festival de Viña del Mar. La gran diferencia estriba en el hecho que, en el famoso festival chileno, se hace para acompañar a los intérpretes musicales que cuentan con el favoritismo del público. En Mérida, por el contrario, anoche hizo para acompañar a todo un pueblo en la solicitud del revocatorio a un gobernante carente de popularidad y favoritismo en la población.
El apagón le mostró al mundo el vacuo significado de la etiqueta propagandística, “Venezuela Potencia Energética”, que pregona el gobierno nacional y nos llenó de estupor y perplejidad a todos los que deseamos que el estadio Metropolitano se convierta en asidua sede para compromisos internacionales de nuestro seleccionado nacional. La lamentable situación dio al traste con el anuncio hecho, entre bombos y platillos y al inicio del mes de octubre, de la instalación de 6 plantas eléctricas – de 500 vatios cada una para una disposición total de 3 MW – que alimentarían las luminarias en pista y campo. Trabajo que, desafortunadamente, la noche de ayer estuvo lejos de cumplir su cometido. Ante la ausencia de anuncios oficiales con respecto al vergonzoso apagón histórico, los resquemores generados en la población venezolana por el mal manejo de millonarios recursos en la emergencia eléctrica en que se encuentra sumido el país, y en particular Mérida, desde hace años, afloraron en el ánimo de una población que, una vez más, se siente engañada y defraudada.
Por Andrés E. Mora M.
Fotografía Jesús Quintero