De Gaulle de paz   

Por: Ramsés Uribe…

Biografía. La vida y obra de este destacado personaje del siglo XX ha sido extraordinaria y hoy día un tanto olvidada, como la de otros líderes mundiales. Bien vale la pena recordarlo y recomendamos su estudio sistemático. La primera vez que supe de él fue cuando era estudiante universitario y gracias a mi padre, el Profesor N. Uribe Ardila, quien sentía una profunda admiración por el militar francés, me llamó la atención su personalidad. Nacido en Lille, Francia, bajo el calor de un hogar conservador, religioso y monárquico, tuvo una infancia común y corriente, excepto por su figura corporal y su extraña manera de hablar. Estudió en la Academia Militar de Saint-Cyr de la que luego se desempeñó como profesor de historia militar.  Herido tres veces en la primera guerra mundial y hecho prisionero por los alemanes por casi tres años, ha sido un personaje legendario a veces llamado el “Rimbaud militar”, quizás por sus tremendas peripecias, triunfos y desaciertos en el campo bélico y hasta el político.  Su personalidad era peculiar, no era cualquier individuo que pasara desapercibido. Una persona brillante y de noble entusiasmo, con gran valor intelectual y moral de inteligencia efervescente y asombrosa memoria. De talla alta, larguirucho, apodado también doble metro y hasta el gran espárrago por sus compañeros de estudio, el formidable político no sucumbió ante tanto bullying (acoso); sin embargo, llegó a ser llamado con calificativos fabulosos, como el sobrenombre de el “Condestable”,  que significa primer dignatario castrense; antes de ser un tremendo político y general lo catalogaron como un mirífico (admirable) militar. Todos los apelativos a que fue sometido no hacen más que corroborar la conocida frase popular en el mundo actual del espectáculo, es decir, el mundo posmoderno de hoy, cuando se afirma que no hay que preocuparse de la mala prensa si hablan mal de alguien, lo importante es que hablen.  Sin duda dio mucho de qué hablar, aunque era más lo positivo que sus defectos: hombre de una sola pieza, ávido lector, aunque fue un estudiante mediocre logró ser un gran líder. Rechazó y condenó a Nietzsche, pero fue seguidor del filósofo Bergson con su idea de la movilidad  y siempre contó con el apoyo del escritor y político André Malraux.          

 Legado ejemplar. Sus aportes al ámbito de la política y la democracia son significativos y dignos de ser imitados, modelados. También en el campo de la historia pues no sólo enseño y escribió con maestría varios libros sobre su especialidad castrense,  sino que contribuyó de forma decisiva en la historia de la segunda guerra mundial. No era un mango bajito porque era “el menos oficial de los oficiales y el menos conservador de los conservadores”; demostrando una actitud única y excepcional  en una figura pública: un fuera de serie “que se mantuvo por encima de las normas”. Ciertamente, rebelarse  a veces contra la burocracia y algunas reglas esclerotizadas puede lograr cambios deseados que no se consiguen por la vía tradicional. En palabras del historiador y académico Jean Lacouture: nunca  se le encuentra mezclado con los grupos militares golpistas que surgieron en el momento; es un oficial legalista, republicano, muy descontento con el curso de los acontecimientos y con la indolencia y falta de previsión de los gobiernos a los que se propone aconsejarlos e influir sin derrocarlos ni cambiarlos y cuando estuvo en el poder siempre dio lecciones de espíritu democrático. Una frase célebre del oficial era: “Ser ascendido es muy agradable, pero ése no es el problema: de lo que se trata es de dejar huella”. Es un buen punto no pasar inadvertido por la vida sino sembrar alguna cosa buena en el mundo. No como los soldados de algunos países que son humillados al ordenárseles  vender alimentos y cuidar corruptos. Un hito importante del político De Gaulle fue cuando ganó las elecciones presidenciales derrotando al importante político de izquierda Francoise Mitterrand en 1965. Cuando se creía retirado el benefactor de Francia del siglo XX, de pronto surge y arrasa en la presidencia por más o menos tercera vez con tan solo 75 años de edad; es la benéfica gerontocracia persistente.  Cuando pensamos en De Gaulle, recordamos a nuestro increíble General Isaías Medina Angarita, presidente y militar ejemplar, como un representante criollo afín del pensar y actuar del célebre francés.

Conflicto eterno. Hoy como ayer con el horrible conflicto bélico en Europa entre Rusia y Ucrania hace falta más que nunca líderes civiles, políticos, militares y una fuerte opinión masiva y pública a favor de la paz como la más urgente de las tareas internacionales. Hay que desempolvar la biografía de los grandes protagonistas demócratas de la historia y aprender sus grandes lecciones así como evitar sus errores garrafales. Si bien se han pronunciado muchas naciones en esa dirección, otras atizan la confrontación. Esta situación ya está afectando al mundo entero no sólo en lo político sino también en lo económico, financiero y lo social: crisis severa del gas en Europa, es más, se mueve una tremenda crisis energética a escala global; temor y desesperanza generalizada de un grueso de la humanidad, refugiados y migrantes aterrorizados que huyen de la guerra, muerte, desolación y destrucción a las ciudades y últimamente la temible amenaza nuclear. Nos queda seguir abogando por la paz aunque sea una labor titánica por la terquedad de políticos y militares. Hacen falta mejores y más conscientes gobernantes democráticos que respeten los derechos humanos, amen la vida y la paz por encima de todo en este mundo tan problemático, cruel y violento. Únicamente los justos y tolerantes pueden honrarse y destacarse  como es debido, no sólo con el Premio Nobel de la Paz , distinción cuestionada algunas veces,   así lo menciona la Biblia: “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados Hijo de Dios” (Mateo 5:9). El escritor Thomas Mann, dijo: “La paz no es solamente la ausencia de guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión, difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”. Nelson Mandela afirmó;: “No basta con hablar de paz; uno debe creer en ella”.  Hay políticos que aparentan bondad en público, pero en privado y en la práctica política son malvados contra la población al reprimir, encarcelar y violar sus derechos humanos. Hace falta hacer un gigantesco esfuerzo de todos los presidentes del mundo junto con las instituciones y ciudadanos para implementar políticas y prácticas educativas, sociales y económicas que solucionen los bajos niveles de vida de sus habitantes.       

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25-10-2022