Por: Ramsés Uribe…
Dios proteja nuestra Alma Mater, asediada por enemigos externos e internos, que es algo de la mayor calamidad; algunos ulandinos están involucrados. Vale la pena tener fe y esperanza pues tal como lo sentencia Romanos 1-18, “ porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. La verdad institucional representada por la universidad para nada quedará mancillada.
De nuevo asistimos atónicos como enajenados por el impacto de un meteorito interestelar, que ha caído en el campus universitario, a la presencia ya casi acostumbrada de la brutalidad contra la institución bicentenaria de 232 años, que también estaba distraída/ocupada en su noble multiplicidad activa. Esta estrella, tipo Tanatos freudiana del caos fascista, ejecutado por los lobos (colectivos) contra la ULA, dejó desolación a su paso, ante el silencio despreocupado, como si no fuera su responsabilidad, de las dizque, autoridades competentes ( rol social que les queda ultra gigante para su pequeñez gubernamental).
En efecto, eso es lo que ha ocurrido precisamente en las últimas agresiones contra el bastión de la ciencia y la cultura. El modus operandi delincuencial es simple: despejar a la fuerza policial del target seleccionado, luego enviar los colectivos armados al sitio, después cometer desmanes: atracar universitarios o al que esté desafortunadamente cerca, golpear a los que se resistan, destruir parte de la infraestructura y por último; huir tranquilamente con el botín y su cara muy lavada, pues saben que la impunidad es su defensa. Hay que recordar que el origen de tamaña bestialidad criminal, según el sociólogo de la UCV, Roberto Briceño León, del Observatorio Venezolano de la Violencia (2016), es consecuencia del quiebre del pacto social y la destrucción institucional. Eso explicaría la inacción de los cuerpos de seguridad del Estado venezolano y los gobierneros. Antes ya comentamos eventos muy parecidos. (ver p. ejm, artículos del 2016, “ Ataque a la ULA”, “Marcha nuestra de cada día”, “Violencia social: caso los seminaristas” ).
Lo ocurrido, no es sólo un asunto de máxima ingratitud de algunos gobernantes, malos hijos universitarios; no, debe tratarse de mucho más. El tema es de la mayor y más grave importancia: se trata de una acción bizarra más contra la democracia; la libertad de pensamiento. Ahora bien, hay que repensar con cabeza bien helada, evitar acalorarse los ánimos, pese a la indignación y preocupación legítimas, este asunto complicado y funesto en contra de la Academia, que dicho sea de paso, afrenta/alerta por extensión a las demás universidades aún autónomas. Por si esto fuera poquito rollo, la ingratitud educativa continúa, cuando Francisco Ita, denunció en su conocidísimo programa radial de los domingos, la indiferencia del pueblo merideño, señalando, entre otros argumentos, que en otros países, una universidad que esté en una pequeña ciudad, sería defendida impetuosamente por sus habitantes. ¿Qué ha pasado con la gente?, ¿están sólo ocupados haciendo colas? ¿Sólo los universitarios y las fuerzas vivas de la ciudad de don Tulio Febres Cordero acuden en el apoyo ulandino?.
¿Qué puede hacerse ante este panorama exageradamente nefasto?. Hay que denunciar esta situación ante los 7 vientos criollos; interponer lo ocurrido ante los organismos públicos, (aunque sea un ejercicio ciudadano casi inútil), también, hacer lo propio en organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales . El rector de la ULA, Mario Bonucci, expuso en su discurso del 24 de marzo de 2017, con motivo de la rueda de prensa en el Rectorado de la ULA, debido a los infames eventos de la feroz agresión descrita, la idea fundamental en la cual los universitarios, gente de bien, se defienden con el verbo, la razón y el conocimiento; protestando contra esta barbarie primitiva. Otro tanto dijeron, el presidente de la FCU, Jorge Arellano, el Cardenal Baltazar Porras y el Alcalde municipal, Carlos García, entre otras personalidades de la sociedad de Mérida.
Una posible luz al final del túnel de la violencia contrauniversitaria, la propone el máximo directivo profesoral universitario de la APULA, prof. Virgilio Castillo, quien señaló que ante las agresiones con armas no bastan los remitidos públicos, es menester acciones contundentes en defensa de la universidad para frenar a estos grupos anárquicos.
He ahí una clave, que luce muy sensata, de la salida a esta difícil situación que pronto se apartará de nuestra universidad. La unión de todos los universitarios es estratégica, urgente y absolutamente necesaria; hay que dejar los mezquinos intereses y la apatía. Hay que creer y soñar y regresar la otrora ULA de la excelencia que nos están arrebatando. Miles de estudiantes, profesores y trabajadores podemos lograrlo. ¡Hay que defender la universidad con acciones cívicas, pacíficas y democráticas!.
Ramsés Uribe, profesor Núcleo universitario (NUVM) de ULA.
Correo: ramaseum@yahoo.com
Twitter: @ramthalneo