Del atraso a la quiebra soberana

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

El estado de atraso es una condición en la cual un comerciante se encuentra y acuerda con sus acreedores una solución amigable de sus negocios. En el caso de las naciones, un país presionado por condiciones financieras que le impiden hacerle frente a sus acreencias de corto plazo, conviene con los tenedores de la deuda, la construcción de espacios de negociación para acordar nuevas condiciones y términos para créditos en condiciones de insolvencia inminente.

La condición de atraso de una Nación no se limita al ámbito financiero, también el retroceso puede cuantificarse, en la perdida de la calidad de vida de los ciudadanos.   La riqueza y el crecimiento económico de un país se explican en parte por sus capacidades para generar investigación, crear conocimiento, apropiarse de él y convertirlo en nuevas tecnologías.Los niveles de retroceso experimentados en nuestro país son evidentes, la situación precaria de la infraestructura de servicios en términos generales es elocuente, nadie podía poder anticipado con seguridad que la casta revolucionaria instrumentará un plan de involución tan eficiente.

Maduro y su corte constituyente busca de forma desquiciada un esquema para una renegociación de la deuda de corto plazo, en un contexto de histeria colectiva de toda la nación. Los precios de los bienes y servicios crecen a tasas incontrolables y el gobierno de manera torpe o intencional establece medidas para potenciar su comportamiento. En este estado de ¨hora loca generalizada en la economía¨ no existirá posibilidades ciertas de lograr términos financieros ventajosos, en una reestructuración, refinanciamiento o cualquier medida financiera requerida en este momento de metástasis económica que vive el país y sus ciudadanos.

La nación en la actualidad no cuenta con ahorros, entendiendo esto como la acción de separar una parte del ingreso y guardarlo para el futuro. La tasa de ahorro de un país es de vital importancia para su crecimiento, ya que un nivel alto garantiza que existan recursos suficientes para apuntalar las inversiones, o por lo menos cumplir con los compromisos adquiridos. En Venezuela la tasa de ahorro en las circunstancias actuales es nula, lo que deriva en un inexistente desarrollo económico, convirtiendo la situación en un círculo vicioso. Si la población no obtiene suficientes ingresos, su capacidad de ahorro no existe, y si no hay ahorros las posibilidades de crecimiento económico son bajas, y sin crecimiento económico es muy difícil que la población mejore sus ingresos, ambiente perverso que en parte sustenta los niveles de miseria que padecemos los venezolanos. Situaciones que no podrán resolverse con poderes constituyentes inconstitucionales, barnices electorales fraudulentos y diálogos oscuros.

las soluciones implementadas de forma improvisada o programadas en una estrategia deliberada de destrucción institucional, ha producido los frutos presentes. Los brebajes preparados se convirtieron en mecanismos selectivos y de exclusión social, para tamizar a la sociedad y distribuir la corrupción.

Los precios justos, mínimos o máximos y las obligaciones de producción son colocados a través del aparato coercitivo del estado, que en definitiva suministran información equivocada al mercado, ante la existencia de precios bajos aparece el fenómeno de la escasez, luego se presentan las colas para comprar, y para evitar que el ultimo de la cola se quede sin el bien o servicio, la autoridad en su intento de ser justo y proteger a los más necesitados establece el racionamiento, para supuestamente evitar caos y  violencia en la distribución. En Venezuela esta fórmula se ha cumplido al pie de la letra, sin que el gobierno comprenda que por más controles que coloque las consecuencias no las podrá evitar.

La solución está en generar condiciones apropiadas para la producción nacional, abastecimiento asegurado en el tiempo de materia prima, insumos y tecnología necesaria para la integración de los segmentos, financiamiento acorde con la actividad, reglas claras y transparentes para la determinación libre de los salarios y seguridad jurídica y personal, para disminuir los niveles de incertidumbre presentes en la economía. En conclusión: recuperar la confianza.

La quiebra soberana del país no es una hipótesis paranoica, por el contrario, es algo que presenta indicios sólidos para que pueda ocurrir. A pesar de que las naciones siempre pueden estar en una situación peor, los venezolanos no estamos dispuestos a asumir los sacrificios derivados de un sistema diseñado con mucho cuidado para que, pase lo que pase, el Estado sea el que pierda y los políticos, sus empresas y sus colaboradores conectados en esta red ilegal siempre ganen.

En este contexto de necesidades urgentes de financiamiento internacional, de salud administrativa y de información transparente, podemos esperar lo peor, ya que la Dictadura mantienen su esquema con intenciones y empujones para que la condición de quiebra sea una realidad. Estamos en la etapa en la cual hasta ¨las joyas de la abuela¨ fueron liquidadas por esta elite gobernante que castro cualquier posibilidad de futuro para los venezolanos. Maduro y su corte constituyente buscan una negociación política, que les permita legitimar un acuerdo financiero internacional, para eludir las sanciones derivadas de un esquema sistemático de violación de derechos fundamentales y blanqueo de recursos producto de la corrupción generalizada gestada en estos años de revolución.

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