El Eje Panamericano del Estado Mérida, entre muchas otras calamidades, se encuentra bajo control de la delincuencia desbordada y todo tipo de organizaciones criminales encuentran amparo e impunidad en la zona.
Asesinatos, robos, ocupaciones ilegales, abigeato, estafas, narcotráfico, piratería lacustre, extorsiones y muchos más delitos violentos se cometen todos los días en la zona, sin que ningún organismo sea capaz de brindar seguridad y tranquilidad a sus habitantes.
«Nos encontramos frente a una situación inédita en la que los pobladores se resguardan para que la delincuencia ocupe los espacios públicos. No hay acciones ni de prevención ni de control y mucho menos de confrontación con la delincuencia».
Esta perversa situación llena de muertes inocentes la zona y enluta muchos hogares mientras los encargados de velar por la seguridad ciudadana miran para otro lado. En este sentido hay que decir que el gobierno regional ha demostrado de manera muy clara que no le interesa ni la seguridad ni el bienestar del pueblo. Por su parte, el gobierno nacional utiliza cualquier triquiñuela para atornillarse en el poder y seguir saqueando al país. «La impresión que tengo es que el mismo gobierno utiliza a la delincuencia como forma de control social».
El deterioro del tejido social está dando lugar a una situación demasiado peligrosa en la que el sentido de convivencia y la solidaridad ciudadana se sustituyen por la deshumanización de las relaciones en la que la vida pierde todo su valor. Debemos entender, por tanto, que para preservar nuestras vidas también se necesita impulsar un cambio radical del modelo político y social que impera en el país.