El Big Ben Deportivo: De Valledupar a Irán “da papaya» por doquier

Por: Andrés E. Mora M…

No ha sucedido nada imprevisto o impensado – ¡Un batacazo!, pues – que nos haya sorprendido, o dejados boquiabiertos, con respecto a la nación que encabeza el medallero de Valledupar 2022 a poco más de una semana de haberse levantado el telón de esta cita deportiva multidisciplinaria. La esperada superioridad colombiana, inobjetable, por demás, no ha hecho sino reafirmarse jornada a jornada a ritmo de vallenato.

En el recuerdo, que parece muy lejano, aunque ciertamente no lo es, envuelto en la nostalgia, suerte de espesa bruma provocada por el paso de los años, quedaron los días de la supremacía criolla en el evento deportivo creado para homenajear y enaltecer la gesta del Libertador Simón Bolívar, los Juegos Bolivarianos, la primera parada del ciclo olímpico que en esta ocasión tiene a París como destino final en el 2024.

Los cuarenta y ocho años de hegemonía venezolana en esta justa deportiva quedaron como una imagen, cada vez más pequeña y difusa, reflejada en el retrovisor de la historia, al tiempo que el olimpismo criollo continúa su accidentado y aparatoso descenso por el empinado despeñadero que como ruta le trazó el «Socialismo del siglo XXI».

No es de extrañar, entonces, lo que se evidenció apenas finalizó el tercer día de competencias: las opciones reales de nuestra delegación no pasan por disputarle el primer lugar del podio a Colombia – «bajémonos de esa nube», ¡la delegación cafetera está sobrada de lote! –, sino de defender «como gata patas arriba» esa segunda posición – considerada de la «honrilla» por la «pesadilla roja-rojita», que todo fracaso de su autoría es transformado en logro sinigual por la hegemonía comunicacional – de lo que son las serias pretensiones de peruanos y chilenos, delegaciones que le «están pisando los talones» a la nuestra, de «tomarla por asalto». Veamos.

Ayer viernes, primero de julio y noveno día de competencias, amanecía con la representación de la hermana república en lo más alto del medallero con 59 medallas de oro, triplicando las 19 alcanzadas hasta entonces por su escolta, la delegación vinotinto, que tenía «a pata e’ mingo», como diríamos por estos lados, a la peruana con 16 en el tercero y con la chilena al acecho en el cuarto lugar con 14.

La lucha por el segundo lugar se hizo patente al experimentar los nuestros un notorio estancamiento en la cosecha de preseas áureas en las jornadas de miércoles y jueves al ganar solo una de las 43 disputadas. Es de hacer notar que el jueves se llevaron a cabo las trece finales del boxeo – “el deporte de las narices chatas” que tantas satisfacciones le dio al país en la era democrática – en donde únicamente cuatro criollos participaron en ellas y solamente uno, Christian Palacio en peso el welter, salió airoso.

No es difícil suponer que la suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales por más de nueve años, lo que indiscutiblemente incide en la preparación y fogueo de nuestros atletas de alto rendimiento, haya pasado factura. No solo en boxeo, por supuesto, sino en el resto de las disciplinas también. Esas son las consecuencias de las decisiones absurdas emanadas desde la ineptitud, incapacidad y torpeza de la dirigencia deportiva apoltronada en el Comité Olímpico Venezolano, el Ministerio del Deporte e Instituto Nacional de Deporte. Una de las tantas maneras que ha encontrado el régimen venezolano de «dar papaya» en competiciones deportivas.

Veamos otra. Ayer viernes inició el atletismo  con las once naciones – las seis bolivarianas y cinco invitadas (Chile, El Salvador, Guatemala, Paraguay y República Dominicana) – pugnando por las primeras 12 doradas en discordia en el que es considerado el deporte organizado más antiguo del mundo. Lamentablemente, el enorme talento y potencial de nuestros atletas se han estrellado contra la muralla, sólida e impenetrable, de la indolente “revolución bonita” al verse imposibilitados de contar, desde hace al menos ocho años, con una pista de atletismo en buenas condiciones en el país, indispensable, obviamente, para su preparación. Así pues, la «pesadilla roja-rojita» con su escandalosa desinversión en infraestructura deportiva – ¿Qué será de la vida del Fondo Nacional del Deporte? – le ha «dado papaya» a las delegaciones de Colombia, Ecuador y República Dominicana para que, muy probablemente, hagan de las suyas en el Centro de Alto Rendimiento la Gota Fría

Ayer empezó el levantamiento de pesas también y hoy sábado, dos de julio, comienza la natación. Es decir que las tres disciplinas con más medallas en disputa en Valledupar 2022, 117 en total, empezaron prácticamente en simultáneo.

Pero es que además hoy es un día con un significado muy especial. Hace un año quedó en evidencia cómo el chavismo arremete contra aquellos ciudadanos que revelan su absoluto irrespeto a la Constitución al «darle papaya» a grupos irregulares para que operen en territorio nacional.

Así pues, hoy se cumple el primer aniversario de la detención injusta y arbitraria de Javier Tarazona, @javiertarazona, director de Funda Redes, @FundaREDES_, la conocida ONG venezolana dedicada a la promoción y defensa de los derechos humanos. El profesor universitario se convirtió en una molestia para los que, de manera ilegítima e inconstitucional, detentan el poder en nuestra nación, al denunciar que le «daban papaya» a la guerrilla colombiana para garantizar su presencia en el estado Apure y otras zonas fronterizas, de ahí su voz muy crítica en contra de la respuesta del régimen usurpador a esta presencia y a la respuesta del ejército bolivariano. No olvidemos que en el conflicto armado en Apure el año pasado, 16 efectivos de la Fuerza Armada venezolana perdieron su vida…

Con el caso del avión venezolano en Argentina parece que le «dan papaya» hasta a grupos islámicos radicales… De Valledupar a Irán, el régimen «da papaya» por doquier  

 

      Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo        

      aemora@gmail.com, @amoramarquez

      02-07-2022