Por: Andrés E. Mora M…
El inquilino del «dogout» en Miraflores. ¿O será de la «cueva» en Fuerte Tiuna? Porque de la Casona, el icónico «Club House» de la desaparecida democracia venezolana, no es, ya que desde ahí no «dirigen» tiranos, mucho menos pernoctan. No obstante, debe ser dicho, que de ese recinto no quería salir, y no sabemos si por fin lo hizo, una de las hijas del fallecido «manager», el fundador de la «Peste», quien por obvias razones tampoco «timoneó» desde allí, como si esa edificación, perteneciente al acervo histórico de la nación, fuese herencia de su padre – ¡Cosas veredes, Sancho … y de la «revolución bonita» ni te cuento!, le habría dicho a su escudero un Don Quijote del siglo XXI – de tal manera que del «nacido no se sabe en dónde» tampoco, con certeza, se conoce dónde reside.
Lo cierto del caso es que el susodicho – quien como «manager usurpador» recibió elogios al decantarse por el zurdo «cuarentena temprana» para «abrir» el difícil desafío ante el coronavirus por ser un «pitcher» que le garantizaría, con un «trabajo monticular de calidad», de por lo menos «seis innings», ralentizar la fase de contagio comunitario hasta contar con un sólido «staff de pitcheo relevista» para que se las viera con la Covid-19 el resto del encuentro – dejó claro que lo suyo es pura improvisación, al designar a «El Potro» Álvarez, con experiencia de «cero tercio de innings lanzados», como «set-up» para enfrentar a un coronavirus inspirado. El mismísimo SARS-cov-2 que está «viendo la pelota clarita» y que en las últimas semanas, una vez cansado y devenido en «7×7» el «pitcher abridor», viene «descociendo la liga» en el país. Tal y como lo hizo previamente en otras partes del mundo.
Lamentablemente, al ser «El Potro» el único «relevista» disponible en el «bullpen» – por la inexistencia de otros – se hizo evidente que quien usurpa el puesto de «manager» no convocó a los mejores y más experimentados «brazos» para conformar el anhelado «trabuco» que debía encarar tan importante compromiso, de vida o muerte, literalmente, al relegar a importantes «figuras», tales como: 1) una política comunicacional de prevención de la enfermedad dirigida a toda la población, 2) capacidad diagnóstica suficiente, descentralizada y eficiente que garantice no menos de 8.000-10.000 pruebas de PCR-RT diarias, 3) rastreadores sanitarios, alrededor de 6.000, dedicados a la detección y seguimiento de contactos, 4) no menos de 1.300 camas de cuidados intensivos con soporte ventilatorio, 5) protocolos de tratamientos ajustables con medicamentos en fase de ensayo o de carácter compasivo, y 6) medidas sociales y económicas que permitan el sostén de la economía y la supervivencia de las personas.
Todos ellos «scouteados» y recomendados por cinco organizaciones venezolanas con gran experiencia como «caza talentos» – La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, la Academia Nacional de Medicina, el Instituto de Medicina Tropical de la UCV, la Alianza Venezolana por la Salud, y la Sociedad Venezolana de Infectología – vienen de probar su valía y, con hechos, demostrar ser exitosos «lanzadores» enfrentando a la Covid-19 en «ligas» de otras latitudes. Sin embargo, la «Peste» hizo caso omiso de tales recomendaciones y prefirió hacerse eco de cuanto charlatán anda por ahí promoviendo «menjurjes» o «pócimas mágicas» para el supuesto tratamiento y presunta cura del coronavirus.
Ese desprecio por el conocimiento lo ha trasladado la «Peste» hacia la Universidad venezolana y el personal que labora en ella. De ahí que desconozca las Normas de Homologación desde el año 2004 – algo por demás inaceptable, por inconstitucional – mediante decretos unilaterales de aumento salarial, y por medio de la imposición de tablas salariales en las Convenciones Colectivas Únicas del Sector Universitario que solo han traído pobreza y ruina a los universitarios. De ahí que la Universidad venezolana sufra una constante asfixia presupuestaria que ha acelerado el deterioro de su infraestructura, hoy en pésimas condiciones. Es inadmisible, por ejemplo, que para el 2020 el presupuesto de funcionamiento asignado por la «Peste» a la ULA sea de 340.000 dólares, muy inferior a los 406.000 euros que costó el polémico viaje de Delcy Eloína a Madrid a mediados de enero. Mucho menos, inclusive, de la mitad que en promedio la «Peste» le pagó (750.000 euros) a cada diputado captado por la «Operación Alacrán», según el informe de la Comisión de Contraloría de la AN. ¡Para la corrupción todo, para la generación del conocimiento nada!
Así pues, la supuesta estrategia de la «Peste» para controlar el coronavirus es un «bluf». Los reportes diarios leídos por el «flamante» trío de «numerólogos revolucionarios», también lo son. Pero nada de eso nos debe extrañar. Al contrario, era de esperarse. El sistema de salud colapsó, los «hospitales centinelas» ni agua tienen y los médicos «trabajan con las uñas». La corrupción hizo «caída y mesa limpia». De hecho, los 14 centros hospitalarios iniciados en la «gestión pestosa» nunca se concluyeron y los «reales» desaparecieron.
Por eso, desde el 2012, la «Peste» ha venido perdiendo con la malaria «desafío» tras «desafío». La enfermedad que en 1961 había sido erradicada, «a palo limpio» le ha «pisado el home» con un millón o más de infectados al año desde el 2017. Pero no es la única. El sarampión, cuya última epidemia apareció en 1993, «anotó en carrera» un «montón» de veces en 2017. Por su parte la difteria, que hace un cuarto de siglo había sido erradicada, en 2016 le «cruzó el plato» en cientos de oportunidades, provocando, inclusive, que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitiera un alerta. Y más recientemente, luego de 29 años de haberse erradicado, se reportó un caso de parálisis infantil que le «robó el home». ¡Y estas son algunas solamente!
Mientras tanto, «El Potro» lanza y lanza pero la «curva» ni baja, ni se «aplana». Se le sigue «quedando arriba» y la Covid-19… ¡«palo con ella»!
Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo
aemora@gmail.com, @amoramarquez