El Big Ben Deportivo: Mayo, entre partidazos y… cuentos de camino

Por: Andrés E. Mora M…    

Por segunda vez en tres años, y por tercera ocasión en la historia, la final de la Champions League será disputada por dos clubes ingleses. Manchester City y el Chelsea se verán las caras el 29 de mayo en el Estadio Olímpico de Ataturk, en Estambul. El recinto de la capital turca que iba a ser sede de la final 2020, pero que no pudo serlo debido a la crisis de la COVID-19.

Sin embargo, se ha rumorado por algunos medios que la UEFA – por tratarse de una final entre clubes ingleses y por el hecho que las autoridades británicas permitirán el acceso de 10.000 aficionados para los partidos de fútbol a partir del 17 de mayo – estudia la posibilidad de trasladarla a Wembley, el suburbio londinense que acogió por 79 años, hasta su demolición en 2002, a la denominada «catedral del fútbol», el «viejo Wembley», el histórico estadio de balompié cuyas icónicas dos torres quedaron atesoradas en el recuerdo de varias generaciones. La mítica edificación que vio titularse al seleccionado de Inglaterra en la Copa Mundial de 1966, le dio paso al «nuevo Wembley», que con el imponente arco en el techo apuntando hacia el futuro, invita al disfrute de los avances del siglo 21 que cada rincón de esta modernísima estructura ofrece al visitante.

Pero si bien es cierto que la final pudiera ser albergada por el coso deportivo de avanzada propuesta arquitectónica, propia de este nuevo milenio, el partido de vuelta de ambas semifinales fueron jugados bajo las inclementes condiciones del «English weather», el tan particular clima inglés bien conocido por todos, y padecido por muchos, desde tiempos ancestrales. De tal manera que en el Etihad stadium, hogar de los «citizens», el pasado martes 4, y en Stanford Bridge, sede de «The Blues», al oeste de Londres, el miércoles 5, se jugó bajo los designios de la primavera inglesa que suele tener inesperadas y ligeras nevadas. 

No obstante, la antesala de cada uno de estos encuentros definitorios se hizo acompañar fue de una granizada, usuales en Europa Central pero infrecuente en las islas británicas. Así pues, el granizo caído sirvió de decorado para poner en escena tanto el excelente fútbol desplegado por el equipo del innovador “Pep” Guardiola, convertido en rutina desde la incorporación del portugués Rúben Dias a la zaga central del equipo «ciudadano», como al magnífico funcionamiento que alcanzó, con la llegada del alemán Thomas Tuchel al banquillo, el único equipo londinense en levantar «la orejona». El DT germano, en muy poco tiempo, ha hecho del fútbol excelso algo cotidiano en el club de la capital británica. Todo hace prever, entonces, una final de estrategia superior, elevada técnica y mucho cambio de ritmo. ¡Una final de altos quilates!

Todo lo contrario a las expectativas creadas por el partidazo del 29-M, son las generadas por el régimen usurpador con sus «últimas jugadas». Movimientos que sólo buscan enjuagar su deshumanizado rostro – misión imposible con tantos muertos sobre sus hombros –, y de  maquillar su tez curtida por el autoritarismo y abuso de poder. Lo de Tarek William Saab, el primero de mayo, y la designación de los nuevos rectores del CNE por parte de la ilegítima AN el martes 4-M, son los dos capítulos más recientes de la ópera bufa que la «Peste» ha puesto en escena desde hace 22 años. Montaje que entre sus víctimas se encuentran innumerables vidas humanas y hasta la democracia misma.

El giro de la narrativa oficial sobre sobre la muerte del capitán Acosta Arévalo, quien fuera torturado hasta morir, y del concejal Fernando Albán, ambos bajo custodia del Estado, y del joven estudiante Juan Pablo Pernalete, quien fue asesinado mientras ejercía su derecho constitucional a la protesta, forma parte de una grotesca maniobra que busca evitar el accionar de la Corte Penal Internacional en el país, tratando de hacerle ver que en Venezuela se garantiza justicia a las víctimas.

De ahí que a los dos funcionarios que custodiaban al concejal – que en el 2018 la Fiscalía se apresuró a exculpar al sostener que el dirigente opositor había cometido suicidio – el Ministerio Público les haya solicitado una nueva investigación  y “orden de aprehensión por los delitos de homicidio culposo, quebrantamiento de normas de custodia, agavillamiento y favorecimiento de fuga del detenido”.

Algo similar sucede con los 12 funcionarios de la GNB, a quienes el régimen, a través de los medios oficialistas con el ministro Ernesto Villegas a la cabeza, buscó eximir de responsabilidades repitiendo hasta la saciedad que la muerte del joven se habría producido por una “pistola de perno cautiva”. Situación que cambió con la nueva estrategia, siendo recientemente imputados por homicidio preterintencional en grado de complicidad contra Juan Pablo Pernalete, reconociendo que fue asesinado al impactar en su pecho una bomba lacrimógena durante una acción represiva de la GNB.

Quedan muchas preguntas en el aire, entre ellas: ¿Qué pasa con los que mintieron y manipularon las pruebas? ¿Qué pasó con la cadena de mando? La misma que seguramente estuvo tras la “Masacre de El Junquito”, el dantesco episodio en el que resultó muerto Óscar Pérez y sus compañeros. Una de las tantas matanzas ocurridas en «revolución». 

Con respecto a la pantomima de los nuevos rectores nos quedamos con las declaraciones dadas a finales de abril por Roberto Picón, nuevo rector principal y quien fuese postulado por el Foro Cívico: “El nuevo CNE, independientemente de su origen, puede representar ese gesto de buena voluntad que exige la comunidad internacional para flexibilizar las sanciones y dar pie a una negociación integral. Pero en la medida en que haya rectores repitientes o chavistas irreductibles en el directorio del CNE esa señal va a ser más difícil”…… y, como era de esperarse, quedaron rectores repitientes y chavistas irreductibles en el directorio del CNE.

Así pues, transcurre el mes de mayo, entre partidazos y… cuentos de camino…

Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo     

08-05-2021   

      aemora@gmail.com, @amoramarquez