El Caminante: “Tecnoestrés”

Por: Valentín Alejandro Ladra…

Un nuevo peligro se cierne en la vida moderna: los niños y jóvenes abusan de las computadoras y celulares, ya que para ellos son sumamente lógicas, precisas y buenas compañías.

¿Cómo nos ven hoy día a los adultos? Lentos, inestables y demasiado emocionales. Así se ha creado otra palabra que engrosa aún más el diccionario: “Tecnoestrés”.

Lo que muchos padres no saben es que a sus hijos, si abusan de los ordenadores y celulares, les puede dar sequedad y picazón ocular, dolores de cuello, espalda y hasta musculares, una gran fatiga, pérdida de atención e irritabilidad. Esos son algunos de los muchos síntomas que se están investigando que producen el “Tecnoestrés”.

Para los niños y jóvenes los ordenadores y celulares son los “nuevos dioses o mesías” electrónicos. Los acompañan, los divierten y no los regañan por lo que ellos sienten. Su afición los aparta en muchos sentidos del resto del mundo.

El mundo real, especialmente los dramas que se viven en la Venezuela actual, para ellos es algo confuso, estresante, les aburre y hasta irrita la incertidumbre diaria de emociones lentas y falta de comprensión. Muchos son los jóvenes que utilizan las computadoras personales en sus colegios y luego las continúan usando en sus casas. Ya como una “distracción”. Casi no hay diálogo con los adultos. Y muchas veces ellos, con sus problemas a cuestas, tampoco dialogan.

Ellos se creen los verdaderos genios y nadie está a su altura y alcance.

Muchos niños prefieren los ordenadores antes que jugar con otros niños. Mucho menos leer. Comienzan entonces a formarse su propio mundo, casi irreal y fantasioso, frío, alejado de la ternura y calor necesarios entre sus padres y amigos.

Esto debería ser alarmante, ya que ellos son quienes regirán el destino de la humanidad el día de mañana. ¿Alguien puede imaginar un mundo futuro sin amor, sin comprensión ni cariño, frío como el acero, inmutable en sentimientos o emociones? ¿Está la tecno humanidad creando a verdaderos androides humanos? ¿O es un paso, triste en verdad, necesario tal vez, en la confusa evolución del homo sapiens?

Son incontables los dolores físicos, trastornos emocionales y dilemas psíquicos que presenta este cuadro estresante. Un terrible paralelismo en nuestro país.

El doctor Michael Rask, director anterior de la American Academy of Neurological and Orthopedic Surgeons, señala que como “primera medida hay que animar al niño para que no pase tanto tiempo ante el ordenador. Se debe explicar que también se puede divertir jugando con otros niños, con sus amigos, haciendo deportes, disfrutar de los parques o la campiña, interesarse por la lectura, y que tiene alcances psíquicos diferente a una computadora, a una máquina lógica”.

Se recomienda a los padres que entusiasmen a sus hijos a realizar cualquier actividad o entretenimiento que pueda alejarlo de la computadora, que no usen tanto los celulares en forma tonta y arbitraria, aunque al principio por poco tiempo.

Actualmente hay en Estados Unidos más de 8 millones de adictos a las computadoras. Y mucho más a los celulares. No sabemos cuántos puede haber en Venezuela. Los países desarrollados que han aceptado el uso de estas máquinas “inteligentes” están aumentando el peligroso índice negativo en forma alarmante, incluyendo cada vez más en territorios tercermundistas.

El Tecnoestrés trae aparejado de manera silente conflictivos estados agresivos, depresivos o de cruda indiferencia hacia las cosas. Investigadores de la Universidad de Texas afirman haber desarrollado una prueba escrita donde en casi un 75% se pueden detectar los casos depresivos en los niños de edad escolar. Afirmaron que la prueba elaborada por el Proyecto para la Depresión en la Infancia está hecha para niños del cuarto al séptimo año de la escuela primaria.

El director del proyecto y profesor auxiliar de psicología de educación de la Universidad de Texas, Kevin Stark, indicó que “entre los indicios más seguros de depresión en estos niños es su poco sentido de autoestima”. Vaya paradoja.

Añade que “la manera como un niño interactúa con otros niños está íntimamente relacionado con la depresión, ya que los deprimidos son más iracundos y crueles, como una especie de reflejo de la baja autoestima”.

Lo que es más grave e increíble es que los mensajes que reciben los jóvenes de sus padres de cómo pensar o enfocar el mundo en general –dudo que puedan comprender el terrible caos en que se encuentra actualmente nuestro país-, de su propio futuro y de los demás, es el tercer factor importante en la aparición de su depresión.

El Tecnoestrés es la nueva palabra prohibida.

¿Usted ha realmente visto últimamente el comportamiento de sus hijos? Recomendamos ponerles más atención para el bien de todos.

(Otro de los importantes y muy actuales capítulos en mi libro Manual Antiestrés, Caracas 1991)

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