«El cristo desnutrido venezolano»

«El cristo desnutrido venezolano»
 
Esto me sucedió el sábado en la mañana en Ejido
 
Llegué a la ciudad de Ejido a las 10:00 am para la Celebración de la Santa Misa, con motivo de la Admisión a las Sagradas Órdenes de 6 seminaristas y el Acolitado de otro de ellos.  Pensé que como de costumbre la gente de la Iglesia con  los grupos de apostolado me esperarían afuera del templo, en la calle y resulta que no fue así. Me esperaba DIOS, a través de un Señor joven que estaba casi desnudo y en un estado de desnutrición increíble, que cuando lo vi, le pedí al sacerdote que me acompañaba que diéramos la vuelta por la Plaza Bolívar en el carro porque me costaba creer lo que estaba viendo, el cuerpo desnutrido totalmente de un ser humano, pero lo que más me preocupó es la actitud de otras personas que miran esto como algo normal. Pensé que verdaderamente nos estamos deshumanizando tanto que ya no vemos a Dios en nuestro prójimo, en el hermano que sufre hambre y necesidad extrema. ¿Qué nos está pasando? ¿A dónde nos está llevando y conduciendo el mal hoy en nuestro país? Pasaron tantas preguntas por mi mente mientras daba la vuelta por la Plaza Bolívar de Ejido. Finalmente estacioné la camioneta en la casa parroquial y el hombre, «el Cristo desnutrido venezolano» llegó hasta donde yo estaba, inmediatamente le pregunté si quería comer y vestirse que yo lo podía y quería ayudar, me respondió que sí y me dijo que lo llevara a su casa con su familia. Lo invité a pasar a la casa parroquial y les dije a todos los que me esperaban que él era mi invitado especial, pedí que se le sirviera desayuno en plato de vidrio y jugo en vaso normal, que lo atendiéramos a él que era el que tenía necesidad, a mí no, porque yo iba muy bien vestido y ya había comido, llamé a los siete seminaristas y les pedí que ellos lo vistieran que de mi no se preocuparan porque yo estaba, en comparación de ese Cristo desnutrido que me había encontrado en la calle, demasiado bien. También les dije que la Eucaristía comenzaba en el momento que atendiéramos bien a este ser y que de no ser así yo no iniciaría la Celebración. Después pedí que viniera el equipo de Cáritas parroquial y se ocupará del caso y por supuesto debían hacerlo reencontrarse con su familia. Comparto toda esta vivencia con ustedes, no para mostrarme como el mejor y el ejemplo de todos, sino para que entendamos en primer lugar el Evangelio de Cristo preguntándonos ¿Qué haría Cristo en mi lugar? cuando nos encontremos con situaciones parecidas y hoy en Venezuela nuestra actitud debe ser la del samaritano y recordar que de todo esto Díos nos pedirá cuentas ¿Qué hiciste con tu hermano? …Porque tuve hambre y me diste de comer… porque estuve desnudo y me vestiste… Queridos hermanos no podemos seguir viviendo así, Dios no quiere que suframos de esta manera, tenemos que seguir juntos buscando cómo superar todo esto o ¿será que el venezolano quiere vivir por siempre de esta manera? Obviamente no, el venezolano merece vivir bien, dignamente y como Dios desea para todos nosotros. Que Dios bendiga a Venezuela y sigamos en búsqueda de la libertad para todos. 
 
*+Luis Enrique Rojas Ruiz*
Obispo Auxiliar de Mérida. 
 
17/09/2019