La crónica menor
EL “FENOMENO” FRANCISCO
Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
Un Papa venido del fin del mundo, el primero no europeo después de trece siglos, el primer latinoamericano y argentino, primer jesuita y primero en tomar el nombre de Francisco, ese es Jorge Mario Bergoglio. Estas novedades dicen poco ante la personalidad sencilla, serena, profunda, cercana a todo y a todos, en particular a los más pobres.
El nuevo Papa Francisco ha fascinado al mundo entero por ser una persona “como los demás”: saluda, pide la bendición y la imparte, le recoge el bolso a quien se le ha caído, vive en medio de su gente en la Casa Santa Marta, come en una mesa como los otros, sin privilegios… Estos detalles parecen sin importancia para quienes “no huelen a oveja”, sino que viven queriendo distinguirse de los demás por su saber y poder. Para la inmensa mayoría de la gente que vive en el trajín de la vida cotidiana anónimamente, estas cosas tienen mucho sentido. He ahí el secreto.
El nombre de Francisco lo toma para seguir al Poverello de Asís. Pero también, por qué no, Borja, al de Javier y al de Sales. Desprendimiento de todo oropel para ir a lo esencial; coraje y entusiasmo para emprender tareas arduas, de frontera; pero, con la dulzura y amabilidad que caracterizaron al obispo de Ginebra. Llega a la silla de Pedro un hombre de fe y esperanza, enamorado de Jesús con su fuerza para el Calvario y la Pascua. Cargado de experiencias, lleno de paz interior, dispuesto a afrontar la aventura de ser sucesor del pescador de Galilea, a la altura de los gozos y tristezas de la humanidad de hoy.
Hay una tarea para los creyentes: seguir su ejemplo y secundarlo con la oración y la acción para dar razón del tesoro recibido, comunicarlo al mundo entero creyente y agnóstico, con sed de verdad y trasparencia. Es lo que se percibe en las primeras de cambio, con gestos más elocuentes que las palabras. Los buscadores de paz y justicia, de amor y ternura, así lo expresan en las multitudinarias concurrencias a todos sus actos.
Bendice, Señor al Papa Francisco, para que nos confirme en la fe y sea la roca firme sobre la que se edifique la Iglesia y el mundo, ávido de paz y fraternidad. El ser normal, sencillo y auténtico es el “fenómeno” que convierte a Francisco en el profeta esperado de toda la humanidad. ¡Viva el Papa!
23.- 13-5-13 (2326)