Con una jornada de mantenimiento, el Instituto y Fundación Jardín Botánico de Mérida, celebró el arribo a sus 21 años de trabajo sostenido, en lo que eran terrenos de relleno de la Universidad de los Andes y que por iniciativa de varios profesores hace más de dos décadas, fue cedido para la creación de este maravilloso espacio verde de la ciudad. Con la participación de numerosas fundaciones, empresa privada, medios de comunicación y voluntarios, se logró el embellecimiento de parte de las 12 hectáreas destinadas al uso público del total de 44 que conforman el jardín.

Cierre técnico

Debido a la pandemia por el COVID19, el jardín estuvo a punto de ser objeto de un cierre técnico, pues el único ingreso permanente proviene de la venta de boletos por taquilla para ingresar a sus espacios. Adicionalmente sufrieron del hurto de todas las herramientas y enseres de jardinería, sumamente importantes para el mantenimiento físico de los espacios.  Los costos por mano de obra y vigilancia son elevados, y ante el déficit presupuestario de la Universidad de los Andes, estos gastos deben autofinanciarse. 

Es así como amigos del jardín que se encuentran en el exterior, entre ellos profesores jubilados y Bernd Lhose curador del Jardín Botánico de Hamburgo en Alemania han realizado donaciones durante los meses de pandemia, que permitieron mantener a flote el Jardín.

Jornadas de voluntarios

En el mes de septiembre, se organizan las primeras jornadas de voluntarios donde cada jueves de flexibilización la directiva invitaba a participar y dar una mano al parque, es así como se unen organizaciones como “Nueva Acrópolis, Tapas y Botellas por vidas”, desde donde se impulsa una gran jornada para el 9 de octubre día de la ciudad y posteriormente el 11 de diciembre con la celebración del aniversario del jardín. 

Más de 150 voluntarios entre niños, jóvenes y adultos acudieron al llamado, y entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde el jardín se llenó de vida, sonrisas y herramientas de trabajo, distribuidas en los diferentes espacios ecológicos que conforman este reservorio de biodiversidad. Así el bromeliario, la selva nublada, los bambusales, el jardín de plantas útiles, el vivero, los jardines acuáticos y demás espacios comenzaron a despejarse de maleza y mostrar de nuevo su esplendor.

Cultura y una sopa por la vida

En la jornada también participaron los niños y jóvenes de “Danza Latin mix”, quienes enseñaron a los voluntarios a danzar Jerusalema, baile africano de alabanza a Dios, muy oportuno para con todos los asistentes agradecer la existencia de estos espacios de naturaleza, reservorio de la flora y fauna andina, que mantienen limpio el aire de la ciudad de Mérida y permiten un lugar donde compartir en familia.

Pasado el mediodía, el ejercito de voluntarios de “Alimentando con amor”, con Yoli Azuaje a la cabeza, ofrecieron a todos los asistentes la tradicional sopa cargada de proteína, junto a una permanente hidratación y frutas en agradecimiento a la participación voluntaria y oportuna.  No pudo faltar el cumpleaños feliz cantado por todos y la torta también compartida.

Jardín botánico abierto

Gracias a Francisca Ely y Zuleima Molina a la cabeza con todo su equipo del jardín, a todos los amigos, a más de 12 organizaciones no gubernamentales, empresas y medios de comunicación, este mes de diciembre el jardín está presentable y abierto al público todos los días. Los grupos organizados cuentan así, con un espacio donde pueden realizar sus actividades culturales, deportivas y educativas, como las clases de yoga que se desarrollan todos los sábados a las 7:30am.

La invitación es a visitar el Jardín Botánico de Mérida como una alternativa educativa y de esparcimiento al aire libre. Con la compra de su entrada estará colaborando en el mantenimiento tan costoso y necesario. Puede también ayudar participando en las jornadas voluntarias de los jueves, o si es empresa realizando donaciones, pues son muchas las necesidades del jardín.

Danitza Suárez Salas-Practicante Unica

15-12-2020