El Papa Francisco denunció las nuevas ideologías que, como el comunismo del siglo XX, “buscan imponerse y desarraigar a nuestros pueblos de sus más ricas tradiciones culturales y religiosas”.
El Santo Padre realizó esta advertencia durante la Divina Liturgia celebrada este domingo 2 de junio durante su viaje apostólico a Rumanía en la que beatificó a los 7 Obispos greco-católicos mártires rumanos asesinados por el régimen comunista entre 1950 y 1970.
Los 7 nuevos beatos, beatificados ante 70 mil fieles en el Campo de la Libertad la Divina Liturgia de la localidad rumana de Blaj, son Mons. Iuliu Hossu, Mons. Vasile Aftenie, Mons. Ioan Bălan, Mons. Valeriu Traian Frenţiu, Mons. Ioan Suciu, Mons. Tit Liviu Chinezu y Mons. Alexandru Rusu.
El Papa destacó que los nuevos beatos, “ante la feroz opresión del régimen, manifestaron una fe y un amor ejemplar hacia su pueblo. Con gran valentía y fortaleza interior, aceptaron ser sometidos a un encarcelamiento severo y a todo tipo de ultrajes, con tal de no negar su pertenencia a su amada Iglesia”.
Aseguró que “estos pastores, mártires de la fe, han recuperado y dejado al pueblo rumano una preciosa herencia que podemos resumir en dos palabras: libertad y misericordia”.
Asimismo, destacó que “estamos celebrando la Divina Liturgia en el Campo de la Libertad. Este lugar significativo evoca la unidad de vuestro Pueblo que se ha realizado en la diversidad de las expresiones religiosas”.
“Los nuevos beatos sufrieron y dieron su vida, oponiéndose a un sistema ideológico que rechazaba la libertad y coartaba los derechos fundamentales de la persona humana. En aquel periodo triste, la vida de la comunidad católica fue sometida a una dura prueba por un régimen dictatorial y ateo: todos los Obispos y muchos fieles de la Iglesia greco-católica y de la Iglesia católica de rito latino fueron perseguidos y encarcelados”.
El Papa Francisco señaló que uno de los aspectos de la herencia espiritual de los nuevos beatos es la misericordia. “Ellos compaginaban la tenacidad de profesar la fidelidad a Cristo con una disposición al martirio sin palabras de odio hacia los que los perseguían, ante los que demostraron una profunda mansedumbre”.
Destacó “la actitud con la que estos beatos en el periodo de la prueba sostuvieron a su pueblo en la confesión continua de la fe sin fisuras ni represalias”. Mantuvieron una actitud de misericordia hacia sus torturadores, lo cual constituye, según señaló el Santo Padre, “un mensaje profético, porque se presenta hoy como una invitación a todos para superar el rencor con la caridad y el perdón, viviendo la fe cristiana con coherencia y valentía”.
Por otra parte, el Pontífice advirtió que “también hoy reaparecen nuevas ideologías que, de forma sutil, buscan imponerse y desarraigar a nuestros pueblos de sus más ricas tradiciones culturales y religiosas”.
“Colonizaciones ideológicas que desprestigian el valor de la persona, de la vida, del matrimonio y la familia y dañan con propuestas alienantes, tan ateas como en el pasado, especialmente a nuestros jóvenes y niños dejándolos desprovistos de raíces desde donde crecer; y entonces todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses inmediatos empujando a las personas a aprovecharse de otras y a tratarlas como meros objetos”.
Indicó que “son voces que, sembrando miedo y división, buscan cancelar y sepultar el más rico de los legados que estas tierras vieron nacer”.
“Deseo animaros a llevar la luz del Evangelio a nuestros contemporáneos y a seguir luchando, como estos beatos, contra estas nuevas ideologías que surgen”, concluyó el Papa Francisco su homilía.