El perdón libera

Por: Rosalba Castillo…

Muchos despertares están impregnados de pensamientos distorsionadores, debido a la necesidad de purgar culpas por aquello que nos hicieron o que dejamos de hacer. Nuestra alma y nuestro cerebro, reconocen la urgencia de expulsar estas emociones que nos produce e resentimiento. Se hace necesario tomar la decisión de perdonar como una herramienta sanadora para liberarnos. No tiene que ver con otras personas, tiene que ver con nosotros mismos, como seres únicos, aunque a veces sintamos esa necesidad de permanecer anclados en el rencor,  por historias del pasado. Decidir perdonar tiene que ver con nosotros y nos beneficia.

El perdón es un obsequio incomparable que nos ofrecemos. Ser compasivos, nos conduce a aceptar esos episodios de vida que nos acercan a ese ser humano que está lejos de la perfección y cerca del errar, como un proceso de crecimiento y de conciencia. Al final, quienes nos hacemos más daño con estos estados culposos, somos nosotros mismos, cada vez que recordamos lo ocurrido, sin darnos cuenta de estar atrayendo más de lo mismo en nuestras vidas, ya que de manera inconscientes se juega desde el papel de víctima.

La bondad es una acción que va más allá de las palabras. Para que el perdonar sea genuino, es necesario accionarlo desde la conciencia, partiendo desde el límite del sufrimiento para uno mismo y para las otras personas, hasta entrar en el proceso de aceptación de los hechos. Siempre son acontecimiento histórico del pasado que no se pueden cambiar. La responsabilidad afectiva va desde nuestro interior al asumir lo sucedido como una posible consecuencia que se hace necesario superar. Sin quedarnos paralizado en el miedo del presente y la ansiedad del futuro. Reparar los daños materiales o emocionales, en lo posible, mediante ese acto de hacerle frente a la situación. Hay espacios de dolor que no pueden ser reparados, pero, si las conversaciones incomodas, pero certeras, logran dar paz a ambas partes.  aceptando el presente, sin rencores, odios o resentimientos, es una gran logro.

Perdonas es un ejercicio de poder, donde   nos encontramos creando bienestar conscientemente. Así, descubrimos todo aquello que deseamos, partiendo desde la imaginación, la capacidad de elección y la creatividad para llegar a donde necesitamos, con el único objetivo de liberarnos. Es la construcción de una intimidad, entre los pensamientos y el sentir, donde no tienen posibilidad los pensamientos negativos hacia otras personas y hacia nosotros, diseñando una red de tendencia hacia lo positivo, desde la gratitud y la compasión. Se trata de desalojar de nuestro corazón y de nuestra mente de esos estados de culpabilidad que siempre nos conducen al camino del juicio, deteriorando nuestro estado emocional, mental, espiritual y físico.

Perdonar nos recuerda, que la felicidad se construye, aunque nos parezca difícil inicialmente. Se trata de desaprender a estar en culpa y construirnos en el bienestar. Es un entrenamiento que resulta sencillo solo si se practica cotidianamente. Darnos la posibilidad de estar bien frente a pequeñas cosas, nos liberara progresivamente de experiencias castigadoras, transformándolas en procesos de aprendizaje. Es hacer ese viaje hacia nuestro interior para  realizar cambios consientes acerca de nuestro sistema de valores ancestrales, actualizándolos por aquellos sembrados desde el amor.

Las personas no logran perdonar de igual manera. Algunas olvidamos, otras no olvidan y otras simplemente no perdonan. Pareciera que es, de un nivel más complejo, perdonarnos a nosotros mismos. Somos nuestros peores jueces y en ocasiones implacables, debido a esa impronta de culpabilidad con la que nos fuimos haciendo. El juicio nos lleva a negarnos recibir afectos, pues no somos merecedores de aceptarlos, por aquello que hicimos en algún momento. De igual manera, limita nuestra capacidad de dar,  tanto afectos y buenas vibras tanto material, como emocionalmente y por lo tanto no logramos producir felicidad en los demás y en nosotros mismos. Convirtiéndose la culpa de esta manera en un círculo de sufrimiento y negación. No perdonamos es en definitiva no amarnos suficientemente. Seguimos repitiendo el sufrimiento al recordar el evento y a la persona involucrada  en el hecho. Intoxicándonos constantemente y haciéndonos daño. Perdonar es un verdadero acto de amor propio porque nos elegimos a nosotros sobre el resentimiento.

La práctica del perdón, nos abre los caminos de la vida. Pues la vida encuentra los caminos hacia nosotros. Nuestras relaciones y nuestro bienestar mejoran cuando nos deshacemos de esa acumulación de sentimientos negativos. La vida será más placentera cuando abandonamos la lucha y nos entregamos a su benevolencia. Así, a perdonarnos, más de setenta veces siete.

rosaltillo@yahoo.com

30 07 2022