El plan de destrucción, atraso y miseria

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

El plan diseñado por Maduro y su corte constituyente llego a los 90 días, sin que el régimen informe a los ciudadanos acerca de los avances logrados por la cacareada propuesta. El plan de “recuperación, crecimiento y prosperidad” fue una retórica intrascendente, en el marco de las fantasías construidas en Dictadura. Luego de los tres meses transcurridos no hay nada de recuperación económica, por el contrario, el deterioro se ha profundizado.

La crisis económica en Venezuela se ha agravado desde el 20 de agosto cuando Maduro, puso en marcha su programa, según el gobierno ha sido exitoso, sin embargo la afirmación disiente con la escasez generalizada que se vive en el país.

La promesa de apertura económica del gobierno no se ha cumplido, por el contrario, existen más controles, especialmente sobre el flujo de divisas, la producción y distribución de alimentos y otros productos de primera necesidad, generalmente escasos. El gobierno fijó los precios de decenas de productos como la carne, el pollo y los huevos, alimentos que han desaparecido de los supermercados y que anteriormente se conseguían con relativa facilidad, dentro del desabastecimiento en que se encuentra el país desde hace años. Maduro anunció más controles sobre la actividad económica que, explicó, será fiscalizada para castigar a quienes no respeten los precios acordados, aun cuando los empresarios han denunciado que los nuevos precios los determinó el gobierno sin considerar los gastos de inversión y las ganancias.

El mandatario invitó a los ciudadanos a contribuir con la recuperación económica canjeando sus divisas en el  mercado oficial de subastas, un espacio que sigue ofreciendo un precio muy inferior al que se maneja en el mercado paralelo. Pese a que el gobierno ha promovido las subastas y autorizó que los bancos nacionales operen con monedas extranjeras, en ninguna entidad financiera o casa de cambio se puede comprar un dólar o euro, pero sí se puede vender a la tasa que fija el Banco Central de Venezuela, por lo que las ofertas son muy pocas, por no decir inexistentes.

La expectativa que había creado, que eso podía ser una apertura del control de cambio se ha convertido en un control más férreo, que criminaliza aún más la actividad económica y genera mucha más desconfianza y miedo. En este marco no hay recuperación, lo que existe es una destrucción continuada de la economía nacional.

La promesa de crecimiento se convirtió en una oferta engañosa. Como puede existir crecimiento en una nación con la infraestructura de soporte destartalada. El mandatario aumentó el impuesto general sobre el consumo, anunciando un incremento  en el precio de la gasolina. Se comprometió a reducir el déficit fiscal a cero, algo que no ha cumplido, el BCV sigue imprimiendo dinero sin respaldo, estimulando la inflación. El ejecutivo puso en marcha una reconversión monetaria que le quitó cinco ceros al bolívar, una moneda que se devaluó en 95,8 %, y echó a andar una nueva familia de billetes. Cono monetario que muy pronto entraran en desuso por la hiperinflación que padecemos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) asegura que a la crisis política y económica en Venezuela no se le ve salida en el corto plazo. Reconociendo que el país es uno de los pocos casos en los que carece de datos oficiales para hacer los cálculos más precisos, como lo hace con todos las naciones. Venezuela ya acumula seis años seguidos con recesión económica, y las estimaciones arrojan que la producción del país se ha reducido en más de 50% desde 2013, por lo que encuadra entre las depresiones económicas más profundas que analiza el FMI.

Las últimas estimaciones del FMI y el Banco Mundial ubican la recesión del 2018 por arriba del 20 %. Con estas predicciones como la Dictadura puede hablar de recuperación. El año 2019, será peor, la hiperinflación va a explotar y salir de la órbita de la tierra, alcanzando una cota de 10.000.000%, una cifra tan grande que hizo que los lectores del informe «Perspectivas de la economía mundial”, elaborado por el FMI, tuvieran que contar los ceros con los dedos de la mano para asegurarse de que habían leído correctamente el número. Esta es la promesa de crecimiento de Maduro.

La prosperidad prometida es una farsa, la situación es aguda, por lo que Venezuela fue excluida del promedio regional y de la lista de los mercados emergentes para no deformar las cifras sociales. Tras años de mal manejo de la economía, con la industria petrolera estancada, que es el pulmón de la economía, la ONU calcula que cerca de 1,9 millones de personas han abandonado el país desde 2015. Este éxodo ha llevado a los migrantes a huir a países vecinos como Colombia y Brasil, en busca de comida y medicinas. La miseria se ha acentuado en estos 90 días, el panorama es oscuro, hecho que mantiene el flujo de desplazados por razones económicas.

La expectativa de futuro del país es sombría. Al despuntar los primeros rayos de sol sobre las principales ciudades del país, ya hay personas hambrientas hurgando en la basura y niños pidiendo frente a las panaderías. Al anochecer, los venezolanos se encierran en sus casas para evitar asaltos y secuestros. En un país supuestamente con las mayores reservas probadas de crudo del mundo, familias cocinan con leña porque no pueden conseguir gas. Esta es la tierra prometida por esos corruptos gobernantes. Presidente informe al país del éxito de su plan de “recuperación, crecimiento y prosperidad”, y aproveche la oportunidad para renunciar. La nación se lo agradecerá. 

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