Recuerdo de pequeño, la lucha de algunos padres de familia porque sus hijos aprendiesen de todo un poco, hacer la cama, lavar, planchar, cocinar, coser, remendar la ropa, tejer y bordar las nenas, la famosa punta de cruz en un tambor, entre otras actividades caseras de entonces, que vienen a mi mente, cuando observo a la merideña Yajaira Coromoto Molina Ramírez, lana y agujas en mano, elaborar sus maravillosas piezas artesanales, que de solo verla, causan extraordinaria admiración, por la paciencia, imaginación, creatividad, de sus prodigiosas manos.
A Yajaira, madrugadora como toda mujer andina, le vemos, cada día, en su local que tiene en el Mercado Artesanal “Antonio Rojas Guillén”, ubicado frente a la Plaza “Las Heroínas”, de Mérida, municipio Libertador del estado Mérida, tejiendo lo que se le viene a la mente, eso sí, tras haber degustado de “un chicote” que no le falta nunca antes de iniciar su labor artesanal, que la dignifica como tal, dando rienda suelta a creaciones de bordados de gorros bufandas, zapatos, cubre vasos y tazas, blusas, pulseras, búhos, entre otros piezas, que exhibe y vende a precio justo.
No es fácil agarrar una o dos agujas y fajarse a elaborar piezas en croché u otro estilo de tejido, a dos agujas, tejer y atender, sin perder la imaginación y creatividad de nata inspiración, a quienes se acercan a su local en el Mercado Artesanal merideño, admirar sus piezas, quizás comprarlas o encargarle alguna personal, que ella, gentil y sonrisa a flor de labios, sabe asimilar, como artesana que es.
El tejido merideño de Yajaira Coromoto Molina Ramírez, pudiéramos decir que es nato, piezas tejidas con una santa paciencia, en la que su inspiración se convierte en una fiel expresión de la idiosincrasia artesanal que caracteriza al andino merideño venezolano, ese artesano de verdad, no como otros que simulan serlo y lo menos que tienen es de ello (Giovanni Cegarra, CNP. 2229) – Fotos GC.
08-06-2022




